La rentabilidad de las líneas aéreas depende de que el petróleo baje a 33 dólares
El elevado precio del petróleo puede comprometer la rentabilidad durante el presente ejercicio de las compañías aéreas, que sólo podrán salvar el año si el barril de petróleo baja a 33 dólares. Así lo ha advertido hoy el director general de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), Giovanni Bisignani, durante la asamblea general anual de la organización celebrada hoy en Singapur, a la que asistieron representantes de 276 compañías.
Hoy el crudo brent cotizó en Londres por debajo de los 36 dólares y tendió a los 35 por la mañana, mientras el crudo de referencia en Nueva York cayó a 38,35, pagándose el barril cuatro dólares más barato respecto del máximo histórico de 42,45 dólares de la semana pasada. La moderación en los niveles, que aún son inquietantes, es atribuible a la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el jueves pasado, de elevar la producción para intentar calmar los precios.
"El pasado año la industria sobrevivió a los cuatro jinetes del apocalipsis -SRAS, conflicto de Irak, terrorismo y economía- y ahora aparece un quinto jinete, el precio del crudo, que podría sumar unos 811 millones de euros a nuestros costes y volver a negarnos la rentabilidad", desgranó Bisignani en su discurso.
Antiguo optimismo
La IATA había previsto inicialmente que las compañías aéreas lograran unos 2.435 millones de beneficios, tras las pérdidas de 30.000 millones de los tres últimos años, si bien Giovanni Bisignani aleró de que esas previsiones se basaban en un precio medio del barril de petróleo de 30 dólares.
Para hacer frente a estos problemas, el director general de la IATA ha instado a las afectadas a diseñar nuevas estructuras de la industria. "Debemos evitar la rigidez y complejidad en nuestro negocio; la flexibilidad de costes nunca ha sido tan crítica como ahora, y esto incluye al capítulo laboral", apuntó Bisignani, quien subrayó que "los clientes pagan por el valor añadido, no por la complejidad".
A su juicio, el término aerolíneas de bajo coste es un "error", ya que la estructura del futuro debe ser la de "una industria de bajo coste", a la vez que insistió en que los cambios deben orientarse a un proceso de comercialización más sencillo y un planteamiento más efectivo en seguridad, relación con el resto de miembros de la industria y en el papel que tienen los gobiernos".
Así, pedió a los gobiernos que asuman su responsabilidad en los costes que acarrea la seguridad nacional, que suponen unos 811 millones anuales, que actualmente asumen las compañías. Les invitó también a no regular en exceso el mercado y criticó tanto a EE UU como a la Unión Europea por centrarse en la política en lugar de en los imperativos comerciales en sus negociaciones sobre la creación de un área de cielos abiertos. Asimismo, Bisignani consideró necesario un cambio en la legislación que rige el transporte aéreo en todo el mundo.