Nostalgias bélicas
Hace sesenta años que el desembarco en Normandía inició el principio del fin del régimen nazi. Bajo el lema '80 días de emoción y fiesta', de junio a agosto se animan los escenarios de aquella hazaña
Fue en la madrugada del 6 de junio de 1944. Unos versos de Verlaine lanzados a las ondas alertaron a la Resistencia de que había llegado la Hora H del Día D. A las 6.30, hora inglesa, salieron desde Inglaterra 57.500 soldados estadounidenses que se dirigían a las playas bautizadas como Utah y Omaha; a las 7.30, 75.215 anglocanadienses se dirigieron a las playas Sword, Juno y Gold, más hacia el este. A estas tropas de tierra acompañaban tres divisiones paracaidistas: dos por el oeste, con 1.662 aviones, 512 planeadores y 15.500 paracaidistas norteamericanos; y otra por el este, con 1.088 aparatos y 7.990 británicos. Mientras esto ocurría, Hitler convencía a sus generales de que era una maniobra de distracción, que el auténtico desembarco sería en Dieppe y en Calais.
Los tiempos cambian. Del entusiasmo belicista de los primeros años de posguerra -hinchado por la industria del cine hasta hace bien poco- se ha pasado, por exigencias del guión y de otras guerras recientes, a un maduro escepticismo. Pero los lugares, y los muertos, permanecen. A lo largo de la costa normanda proliferan los llamados museos del Desembarco'; son especialmente aleccionadores los de Arromanches, St. Marie-Eglise y Bayeux. Existen algunos itinerarios turísticos que recorren los acantilados y playas de los enfrentamientos más crueles; se pueden ver los búnkeres alemanes, algunos con un cierto toque de elegancia art déco, se pueden ver incluso tanques y alambradas dejados como atrezzo.
Pero sobre todo están los cementerios. Jardines de piedra, blanca o negra (según sean de los aliados o de los alemanes), cruces interminables cuya perfecta formación solo es rota por la presencia esporádica de alguna estrella judía o cruz de San Andrés. Los cementerios de Coleville-Saint Laurent (con 95.000 estadounidenses), La Cambe (21.000 alemanes) o Bayeux (4.000 británicos) son conmovedores.
De Normandía son oriundos el 'cammembert', el 'livarot' o el 'pont-l'évêque', entre otros quesos famosos de la zona
A lo largo de la costa han proliferado los museos del desembarco, como los de Arromanches, St. Marie-Eglise o Bayeux
Normandías sólo hay dos, la Alta y la Baja. En la primera, más al oriente, se ubican las playas y poblaciones más elegantes, casas ricas con entramado de madera y tejados rojizos a la romana, y una explosión floral casi empalagosa. En la Baja Normandía, que se extiende por el oeste hasta la Bretaña, están las aldeas campesinas, las pequeñas ciudades episcopales, las granjas dispersas de piedra cenicienta y tejados de pizarra, brillando como espejos bajo una lluvia incontenible. Castillos y manoirs (palacetes de campo) o abadías desventradas, humanizan un poco la costra de bosques y prados relucientes, invadidos por ejércitos de vacas rubias y rollizas, generosas en leche (de por aquí son el cammembert, el livarot y el pont-l'évêque, entre otros quesos ilustres) y dispuestas casi siempre a darte un lametazo.
El turismo rural ha reemplazado a la agricultura. Muchas granjas son chambres d'hôtes, aunque sigan con su actividad ganadera, o fabricando mantequilla, galletas, confituras de manzana o un calvados familiar. Para los turistas más tradicionales están los pueblos y ciudades. En la Alta Normandía, Rouen es como el París que no pudo ser (se ha conservado bien el casco medieval en torno a la catedral pintada por Monet), Honfleur o Trouville o su vecina Deauville que acogen a la créme parisina.
En la Baja Normandía acaparan las miradas Bayeux, con su catedral románico-gótica y el célebre tapiz tejido por la reina Matilde, con las fechorías de Guillermo el Conquistador; o Caen, que sufrió los desastres de la guerra. Pero otras ciudades más pequeñas como Evreux, Coutances, Alençon o Avranches forman esa otra trinchera del espíritu que no precisa de efemérides para el recuerdo.
Guía para el viajero
AniversarioLos '80 días de emoción y fiesta' irán del 4 de junio hasta finales de agosto; el día 5, víspera del desembarco, habrá fuegos artificiales en 24 localidades y a lo largo de 80 kilómetros de playas. Conciertos y bailes populares junto a espectáculos diversos se sucederán hasta la jornada del 21 de agosto; ese día, en Montormel (donde se desarrolló la última batalla en Normandía) habrá una fiesta especial. Para más detalles: www.normandiememoire.org. El Departamento de turismo de Calvados ha editado un folleto en castellano que se puede obtener en 8 rue Rendir, Caen, o www.calvados.tourisme.com.AlojamientoUn hotel histórico en Cabourg: Grand Hotel (promenade Marcel Proust s/n, +33 231910179), en él escribió Proust A la recherche du Temps perdu. Una modalidad muy adecuada para la zona son las casas rurales: existen más de 2.200 (www.gites-de-france-normandie.com). La muy prestigiada marca Logis de France agrupa a numerosos albergues en la región catalogados por temas (para ciclistas, senderistas, pescadores, familias, etc.), tienen editada una guía 2004, información y reservas: 33 (0) 1 45848384, www.logis-de-france.frComerEn Honfleur: L'Assiette gourmande (Quai Passagers, +33 2 331892488). Ferme Saint Simeon (rue A. Marais s/n, +33 2 31817800). Le Petit Coq aux Champs, en Campigny, Pont Audemer (Honfleur), (+33 2 32410419), menús gormands, es también hotel. Próximo a Cabourg: Hostellerie Moulin du Pré (en Ranville, carretera hacia Coneville-en-Auge). Domaine Coeur de Lion (carretera de Trouville, Coudray-Rabut, Calvados, +33 3 31643005).