'Bin Laden lo quiere a 100 dólares'
Los transportes, los espacios públicos y, en general, los lugares donde se mezcla gente de distintas procedencias suelen ofrecer un buen método de tomarle el pulso a la sociedad. Ayer por la tarde, en el metro, una joven pareja hablaba de la evolución de precio del crudo. Un detalle que, de entrada, da una primera idea de la trascendencia de los movimientos en este mercado.
'El barril de petróleo está a más de 37 dólares', comentaba ella. 'Pues Bin Laden quiere que suba a 100. Está saboteando los pozos en Arabia y especulando en la Bolsa. Los americanos quieren que baje'.
El análisis es sencillo. Es la lucha en Oriente Próximo trasladada a los mercados financieros. El precio del petróleo como arma política, una asociación de ideas que puede parecer propia de alguien con poco conocimiento del mercado. Pero esta clase de percepciones también es reflejo de la justificada convicción presente en la sociedad de que el barril es el termómetro de Oriente Próximo. Y esta misma convicción estará igualmente presente en las personas, supuestamente bien informadas, que mueven el mercado. Al fin y al cabo, tampoco son de piedra.
Así pues, el alza del precio del petróleo tiene un aura de catástrofe. Además, como en las películas, hay malo. Bin Laden, por supuesto. Utiliza todas las armas a su alcance, desde las violentas hasta las legales. Y al otro lado están los buenos, esto es, los 'americanos' -del Norte, se entiende-, que quieren abaratar el galón de gasolina.
Este matiz irracional que la convierte, al tiempo, en un movimiento invulnerable pero frágil en el fondo. En este contexto, ¿a qué obedece que la OPEP aumente la producción? Probablemente lo importante no sea el aumento de producción en sí, sino el anuncio de lo que va a ocurrir. De ahí la teatralidad que ha precedido a la reunión de Beirut. Poco importa cuándo se ponga en marcha la maquinaria productiva. Lo importante es decirlo. Pero la imagen de Bin Laden llevando el petróleo a 100 dólares es, de momento, más poderosa.