Vivir sin humo
Fumar, además de ser perjudicial para la salud, no está de moda. Lo dicen las campañas de televisión, lo reiteran los especialistas de salud y lo indican los espacios -cada vez menores en restaurantes, aeropuertos y medios de transporte- reservados para los que necesitan fumar un pitillo y mitigar su ansiedad. En contra de lo que sucedía hace unos años, cuando el hábito de fumar destilaba glamour, hoy el cerco a los que fuman es cada vez más estrecho. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada vez es mayor el número de fumadores que se propone abandonar el tabaco. æscaron;nicamente en el Tercer Mundo el fenómeno se invierte.
En cualquier caso, el plazo para dejarlo apremia. Ayer la ministra de Sanidad, Elena Salgado, anunció que en 2005 la prohibición de fumar en los lugares de trabajo será una realidad. Salgado obligará a las empresas a crear 'espacios limitados para fumadores, que estén separados del resto y no contaminen el aire de los que no fuman'. Para dar ejemplo, Manuel Marín, presidente del Congreso, ya ha prohibido fumar en toda la Cámara baja.
Tal vez haya llegado la hora de tomar la gran decisión y poner a prueba su capacidad para abandonar la dependencia del humo. Si por sí mismo (método de la fuerza de voluntad, como lo definen) teme no lograrlo, existen terapias y especialistas que le prestarán ayuda.
José María Carreras, neumólogo del Centro Para el Control del Tabaquismo (CCT), asegura que existen dos grandes técnicas científicamente eficaces para dejar de fumar: el apoyo psicológico y la farmacología. Sin embargo, la oferta de métodos en el mercado es mucho más amplia y variada. æpermil;stos son los más utilizados:
Métodos de autoayuda.
Según Carreras, la autoayuda es el menos eficaz de los métodos para dejar de fumar. Pocas personas tienen la suficiente voluntad para abandonar el hábito con la ayuda de un libro o de cualquiera de las numerosas guías que editan los organismos públicos.
Métodos de ayuda a distancia.
En un mundo en el que la falta de tiempo es la norma, los métodos que ayudan a dejar de fumar de forma anónima y a distancia son una opción atractiva. El más extendido es el realizado a través del teléfono, aunque las nuevas tecnologías están comenzando a popularizar la ayuda a través de internet o del teléfono móvil. 'Los programas telefónicos son más eficaces si el terapeuta marca la pauta al paciente que si es éste el que decide llamar cuando considera que necesita ayuda', señala el médico neumólogo del CCT.
Apoyo psicológico.
Las terapias psicológicas comenzaron a utilizarse en los años 60 y han demostrado ser útiles para muchos fumadores. 'Con un programa de cinco a ocho sesiones bien estructurado y llevado a cabo por un psicólogo se consigue una eficacia al año de no menos del 30%', señalan desde el Comité Nacional Para la Prevención del Tabaquismo. Según Carreras, el marco del grupo de apoyo es el que muestra una mayor eficacia de éxito, aunque debe ser el fumador 'el que elija la opción que más le convenga'. No todo el mundo está dispuesto a mostrar sus debilidades ante otras personas.
Método con fármacos.
Seguramente ha oído hablar de él e incluso puede que lo haya utilizado. Los parches y los chicles de nicotina, junto al spray nasal, son algunos de los métodos más conocidos del tratamiento farmacológico. Lo que se pretende con estas terapias es eliminar el síndrome de abstinencia del fumador mediante el aporte de nicotina, señalan fuentes del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. Otra opción es el bupropión, un antidepresivo que ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de los fumadores. 'La eficacia de los tratamientos farmacológicos en otros países es de el 20% o 30% al año de seguimiento. En el nuestro aún es superior', explican. Los resultados mejoran cuando se combinan con el apoyo psicológico.
Acupuntura e hipnosis.
Pese a que las terapias alternativas están actualmente en alza, no siempre son eficaces. Según el neumólogo José María Carreras, 'hay evidencias científicas de que la acupuntura no ayuda a dejar de fumar'. En cuanto a la hipnosis, otro método al que acuden algunos fumadores, todavía no está comprobada su utilidad.
Matar de hambre al monstruo
Si hay un método para dejar de fumar que gracias al boca a boca se ha convertido, no sólo en una fórmula popular, sino también en un auténtico best seller es el libro de autoayuda Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo, de un ex fumador empedernido, Allen Carr.Su éxito radica en hacer comprender al fumador los verdaderos motivos por los que fuma, 'que entienda los mecanismos físicos y psicológicos que experimenta ante la nicotina y pierda la sensación de que sacrifica algo importante si decide dejarlo', señalan desde Easyway, la organización de Carr que promueve el abandono del hábito. 'Hacemos hincapié en eliminar el miedo. La persona deja de fumar por puro convencimiento, no por fuerza de voluntad'. Otro de sus secretos es que el lector decide cuándo deja de fumar y en ese momento conoce cómo responderá su cuerpo a la falta de nicotina. Cada vez que el cuerpo demanda esta sustancia y no se le da se mata un poco más al 'monstruíto' -símil utilizado para definir el mono del cigarro-. En función de la persona, el plazo para acabar con el monstruo oscila entre las tres semanas y el mes.Además del libro, los centros Easyway dan charlas para dejar de fumar a empresas y particulares. Cada reunión dura seis horas y su precio es de 295 euros. La devolución está garantizada si el paciente, cumpliendo ciertas premisas, no logra abandonar este hábito. Más información en www.comodejardefumar.com
Paso a paso
8 horas sin fumar. Crece el nivel de oxígeno en sangre y baja el de monóxido de carbono.24 horas. Disminuye el riesgo de infarto cardiaco.48 horas sin fumar. Aumenta la agudeza del olfato y el gusto, y comienza la regeneración de las terminaciones nerviosas .2-3 semanas. Mejora de la circulación. La capacidad pulmonar crece un 30%.1-9 meses. Se reduce la tos, la fatiga y la falta de aliento. Crece la capacidad para resistir las infecciones.1 año sin fumar. El riesgo de insuficiencia coronaria baja a la mitad.