Oferta, demanda y expectativas
La escalada del precio del petróleo ha puesto en jaque a los mercados internacionales y ha provocado una retahíla de declaraciones institucionales que no se recordaba desde que el euro empezó a dispararse frente al dólar. La tormenta en las divisas estaba justificada, pero amainó. Los analistas tienen más dudas de que se estabilice la situación en el mercado de los hidrocarburos.
Sin embargo, las situaciones son comparables. Tanto la fortaleza del euro como la escalada de los precios del petróleo son factores de enfriamiento económico para la zona euro. Hay argumentos sólidos de fondo para ambos movimientos, si bien también se ha aludido a especulación. La escalada del petróleo es, eso sí, más preocupante por ser inflacionista, por tener efectos multiplicadores y porque es más abultada según la experiencia histórica.
En cualquier caso, parece un hecho que el alza del barril obedece a cuestiones psicológicas. Las reservas de crudo en Estados Unidos se están incrementando, y también lo está haciendo la producción, pero los precios están en máximos de 14 años. Es decir, existe más una conciencia de la escasez que un desajuste de oferta y demanda, puesto que de ser así se daría salida a las reservas.
Las cifras de negociación de los mercados de futuros sugieren un mercado hecho más para especular que para cubrirse frente a alzas en el precio, toda vez que se compra varias veces más petróleo del que existe. Así las cosas, a no ser que se cumplan las expectativas que han generado las alzas de precios -rupturas en el suministro por atentados terroristas- éstos se terminarán desinflando.
Por otra parte, dado que el petróleo es un bien escaso, con la oferta total y el ritmo de producción limitados, dado que los precios de todas las cosas terminan subiendo y dado que el crecimiento económico -sobre todo de países como China- generará una mayor demanda, la tendencia a largo plazo de los precios es alcista. Pero no son estos los factores que han llevado el brent a los 39 dólares.