Vivendi recupera la calificación financiera de empresa solvente
Vivendi ha vuelto al club de las empresas solventes, al menos por su calificación crediticia. El conglomerado francés recuperó ayer el grado de inversión, después de que Standard & Poor's revisara al alza su rating a largo y a corto plazo, y lo situara en BBB- y A-3, respectivamente.
El cambio de calificación llega cuando Vivendi lo había previsto y justo dos años después de que la compañía se hundiera en una montaña de deuda y problemas. Fue en julio de 2002 cuando Vivendi sucumbió a los problemas de liquidez, tras una carrera de inversiones para convertir a la antigua utility francesa en un gigante de los medios. El golpe de gracia se lo dieron las agencias de riesgo, que rebajaron su rating y lo asimilaron a las compañías con un grado especulativo de inversión.
Para una empresa anegada en deuda, el castigo no podía ser peor. La calificación de inversión especulativa encarece inmediatamente el coste del pasivo y además limita los posibles compradores de endeudamiento, ya que determinados fondos o instituciones tienen restringida la adquisición de deuda de compañías que no tengan una solvencia mínima.
Recorte de deuda
La rebaja del rating disparó las alarmas de Vivendi, que puso en marcha un drástico plan de reducción de deuda y venta de activos. En septiembre de 2002 anunció este plan, que incluía desinversiones por 12.000 millones de euros, y fue entonces cuando vaticinó para 2004 la recuperación del grado de solvencia. Así ha sido.
Por el camino, Vivendi ha dejado más de 30.000 millones de deuda y muchos de sus activos de medios de comunicación. Pero ha conservado los de telecomunicaciones, que se han convertido en el motor y el sustento de los resultados de la compañía. Así lo recoge Standard & Poor's en su nota, que destaca como punto principal para el cambio de perfil de riesgo el 56% del capital de SFR, la segunda operadora de móviles de Francia, que tiene Vivendi. Con este escenario, es difícil que la empresas se avenga a venderlo y darle el control a Vodafone, como pretende la británica.