Crear estilo
Sobre gustos y colores no hay nada escrito. Nada más lejos de la realidad. No sólo hay mucho escrito, sino también prescrito. ¿Quién entiende, de otro modo, que este verano no seas nadie sin un pantalón blanco en el armario? Quizá sea exagerado hablar a estas alturas de fashion victims, pero lo cierto es que la moda se ha convertido en una especie de imperativo cotidiano y pocos, sobre todo pocas, se resisten al embrujo de las tendencias.
Quizá ajena a su propia esencia de eternidad Chanel decía que 'la moda es sólo lo que se pasa de moda'. Donna Karan mantiene hoy en día que 'el futuro de la moda se reduce al propio estilo, no a los dictados de un diseñador' y Ralf Lauren habla de estilo de vida (life style). El misterio reside precisamente en la capacidad para conciliar dos anhelos aparentemente contradictorios: el de imitar y el de diferenciarse, y dos conceptos contrapuestos: lo temporal y lo perpetuo.
Los expertos aseguran que hoy está plenamente superado el diagnóstico de quienes conciben la moda como un distintivo de clase cuya difusión se produce en sentido vertical. Hoy la moda se difunde, más que nunca, en sentido horizontal. 'Las modas las impone la calle y ningún grupo está seguro de tener éxito cuando lanza una propuesta', explica el sociólogo Pedro Mansilla. 'Quien manda es el consumidor, no el diseñador. Son las empresas las que se adaptan', asegura Rocío Ortiz, directora académica del Instituto Superior de Empresa y Moda (ISEM).
El éxito de una marca como Zara avala esta tesis. 'El fenómeno Zara empezó siendo casi una cosa proscrita porque imitaba a los grandes. Ahora son los grandes del diseño los que casi desean que Zara les imite, porque eso garantiza su difusión y su éxito', señala Mansilla. Para Covadonga O'Shea, presidenta del ISEM, 'vivimos en una nueva era en la que las personas más elegantes del mundo presumen de llevar ropa casual. La alta costura ha quedado en un laboratorio de ideas y hay una yuxtaposición de estilos tan impresionante que la moda se adapta a cada persona'.
Pero pese a la primacía del consumidor, detrás del proceso de construcción de la moda hay un curioso entramado. Lo forman desde quienes definen los conceptos y cazan las tendencias (cool hunters) hasta los que presentan los tejidos en ferias de renombre como la Premiére Vision de París. Esta materia prima y sus colores condicionan luego los cortes y estilos de los diseñadores y estilistas que perfilan las formas que reinarán en las pasarelas y aspiran a triunfar en el escaparate. 'El proceso de creación, distribución, logística y marketing es cada vez más rápido', explica Covadonga O'Shea.
También es cada vez más corto el periodo de supervivencia de un estilo. 'Como mucho en torno a cinco años', subraya Mansilla.
'Cuanto más nerviosa es una época tanto más velozmente cambian sus modas'. La frase, de Simmel, sociólogo autor de un tratado sobre moda, recoge muy bien lo que ocurre en la actualidad, donde en un mismo escaparate conviven las tendencias que vienen y que se van antes de que dé tiempo a asimilarlas por todos los públicos. 'Lo muy incipiente sólo llega a un 5%, a los muy fanáticos de la profesión, a los muy endogámicos, estilistas, modelos, etc. Poco a poco se da a conocer y llega a la calle en torno a un año más tarde', explica Mansilla.
La información es cada vez mayor, rápida y llega a más gente. 'Los medios de comunicación desempeñan un papel esencial. En 1975 se generaliza el consumo de revistas de moda y hace aproximadamente 10 años la prensa generalista reserva espacios, muchas veces las portadas de los dominicales que, por su capacidad mediática, se han convertido en auténticos prescriptores de moda', señala el sociólogo. Se refiere además a 'la capacidad estereofónica de que una actriz o una princesa utilicen una determinada prenda. El traje blanco en la pedida de Letizia Ortiz es un ejemplo'.
La industria de la moda mueve tal cantidad de euros -25.000 millones al año sólo en España- y provoca tal fascinación entre un público cada vez más amplio que sería casi una frivolidad ver en ella sólo su parte banal.
Un aire para cada época
Los años cincuenta representan el new look de Christian Dior.Los años sesenta son una época rompedora que sigue siendo una referencia importantísima. Es el estilo Jacqueline Kennedy y el fenómeno de la relectura de Chanel, de los trajes de chaqueta de cuatro bolsillos que reinterpretados en clave moderna llegan hasta nuestros días. Los últimos años 60 son los años electrizantes de Courreges. Es también el momento de la minifalda, de los geométricos, de los trajes de cóctel.Los años setenta son el eclecticismo. El esplendor de Yves Saint Laurent y de las creaciones inspiradas en Picasso o Modigliani.Los años ochenta representan el triunfo de Giorgio Armani, que roba prendas a los hombres para vestir a la mujer. Es el triunfo de la ropa unisex, de las prendas con aspecto casi usado. Es la sobriedad y la negación de la alta costura: grises, negros, etc.Los años noventa es la época del bombazo del marketing en la moda. Calvin Klein es el maestro en esta década en la que se populariza la ropa de marca a precios más asequibles.2000 es la época de la rivalidad entre los mundos contrapuestos de Prada y Gucci y del fenómeno de Dolce Gabbana.