'Tenemos dificultad para fidelizar a nuestra gente'
Tiene 42 años y es periodista. Antes de dirigir la sección española de Médicos Sin Fronteras participó en la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 y fue durante tres años responsable mundial de la ONG. Pretende eliminar la burocracia en su delegación
Lleva ocho años trabajando en Médicos Sin Fronteras y ha conocido el sufrimiento en Ruanda, Sudán y Colombia. Hace unos meses, Rafael Vila-San Juan volvió a su Barcelona natal para disfrutar de la familia y propiciar su regreso a la empresa privada.
Pregunta. ¿Qué tiene esta entidad de empresa y qué tiene de organización altruista?
Respuesta. ¿Altruista? Yo la llamaría humanitaria. Lo fundamental de una organización de este tipo es su capacidad para reflexionar, independiente del poder, sobre los grandes problemas del mundo y, después, contribuir a que se resuelvan. Nosotros lo hacemos desde la acción médica. Ahora bien, aquí trabajan 2.500 personas, en 80 países y con un presupuesto de 380 millones de euros. Tenemos una dimensión organizativa lo suficientemente seria como para saber que hay que gestionar los recursos de la manera más eficaz y eficiente posible.
'¿Burocracia? Intentamos que la oficina sólo se llene para dar soporte a la gente que trabaja sobre el terreno'
'El primer año se cobra 700 euros al mes, después el salario depende del trabajo, como máximo 2.500 euros'
P. ¿Qué han copiado del modelo de gestión societaria?
R. Tenemos las mismas direcciones generales que una empresa con una peculiaridad: los chicos de marketing que, entre otras cosas, se encargan de poner en marcha las campañas para captar fondos, dependen del director de comunicación porque una de nuestras misiones es presionar políticamente y hacer que está presión llegue a la opinión pública. Nuestras misiones marcan nuestra línea de comunicación y, a través de la comunicación, articulamos la captación de fondos.
P. ¿Qué área se gestiona peor?
R. Recursos humanos. Nuestras remuneraciones no son las del mercado.
P. ¿No hay voluntarios?
R. Sólo el primer año. No aceptamos profesionales que no estén dispuestos a dar menos de un año de su vida. En ese tiempo, se entrega una indemnización de 700 euros mensuales, que en todo el mundo y para todas las personas es la misma, con el fin de mantener unos compromisos económicos mínimos. A partir del segundo año se cobra un máximo de 2.500 euros mensuales.
P. Con esos salarios, ¿qué tipo de gente se engancha?, ¿religiosos?
R. En el mercado hay muchas instituciones capaces de canalizar estas vocaciones. Aunque lo que sí hay es mucha confusión entre humanitario y y desarrollo. No somos una organización de desarrollo. No buscamos la justicia social, ni dar respuesta a la pobreza, buscamos una respuesta al sufrimiento, que es muy diferente. Recibimos 9.000 currículos y los médicos deben acreditar dos años de experiencia.
P. ¿Cómo atajan la burocracia?
R. No permitiendo que se llenen los puestos de oficina si no es para dar soporte a la gente que trabaja sobre el terreno. Pero no es fácil, lo reconozco. Además, somos una organización impregnada de cultura oral. Tiene sus inconvenientes, porque a veces los mensajes no llegan, pero impide que perdamos demasiado tiempo entre papeles.
P. ¿Hay cuellos de botella?
R. Sí. El más importante la dificultad para fidelizar y dar responsabilidad a la gente que tenemos en nómina. Aquí no se hace carrera y no es fácil dedicar diez o doce años de tu vida a una organización como ésta cuando el mercado de trabajo te cierra la entrada una vez que sales de él, aunque seas médico, ingeniero o economista. Queremos propiciar un acuerdo gubernamental para cambiar esto en el Sistema Nacional de Salud y también estamos estudiando cambios en el modelo retributivo.
P. ¿Cómo miden la rentabilidad?
R. El principal indicador es el número de vidas salvadas, pero no es el único. Es importante saber que detrás de cada una de nuestras actuaciones hay una reflexión sobre cuáles son los principales problemas del mundo y su denuncia.
P. ¿No se han planteado que precisamente porque hay ONG los Gobiernos no hacen nada?
R Por supuesto. Pero hay una diferencia fundamental con otras ONG, nuestra actuación es temporal, no es sustitutiva, no busca la sostenibilidad y no trata de desarrollar un modelo social. Nuestro cometido es asistir y, después, provocar a los Gobiernos para que actúen. Nosotros no proponemos modelos de salud, eso les compete a ellos.
'Quiero obtener de las empresas el 20% de los recursos'
'El recelo es mutuo, fruto del desconocimiento'. El director Rafael Vila-San Juan se refiere al temor que ha impedido hasta la fecha la colaboración fluida entre empresas y ONG. Aunque a título personal y de manera anónima, muchas compañías financian desde hace años Médicos Sin Fronteras, como otros particulares. 'Existe una cierta reserva sobre nuestra capacidad de gestión porque nuestro ideario, por decirlo de alguna manera, es el del voluntariado. Pero también las ONG tenemos muchos prejuicios sobre la forma de actuar de las empresas', reconoce el director de la sección española.A Vila-San Juan no le parece mal que una sociedad canalice sus inquietudes sociales a través de una organización como la suya y se dispone a propiciar esta colaboración, que hasta el momento ha sido esporádica con empresas como Santander, BBVA o Telefónica. El objetivo, lograr a medio plazo que el 20% de los fondos en España se obtengan a través de este canal.Antes, Vila-San Juan deberá convencer a las empresas de lo poco operativo que es querer ligar fondos a una campaña determinada para ver resultados concretos, porque eso 'limita la eficacia de nuestras actuaciones'. A cambio ofrece total transparencia. Un documento que acredite el por qué, el cómo y el cuándo se gasta el dinero. En cualquier caso, no hay que olvidar que los estatutos de esta ONG impiden a la entidad 'dar dinero a una organización tercera' y, por tanto, el control de los recursos es absoluto. Esto ha determinado claramente su modelo de gestión financiera. Primero planifican, luego piden fondos y gastan. Sin déficit ni superávit. Sólo se saltan el guión en las campañas de emergencia.