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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Baño de realidad para el inversor

La corrección de la Bolsa ha pillado por sorpresa a algún que otro bolsista, de esos que se acostumbró demasiado bien durante la época de la burbuja y que, ahora, contempla un panorama de inversión excesivamente confuso. El mercado subió con fuerza el año pasado, pero este ejercicio apenas ha rentado. Alrededor del 8%, en los mejores momentos. Minucias.

Muchas decepciones se va a llevar el inversor que tome como 'lo normal' lo que pasaba en los mercados en la segunda mitad de los noventa. ¿Y qué pasaba? Poca cosa. Simplemente que subía todo lo que oliese mínimamente a renta variable; no hablemos ya de tecnología. Entonces las economías crecían, ergo, si Estados Unidos comienza a recuperarse, el mercado volverá a esa etapa.

Pues no. Era un periodo que se salió de lo normal en términos financieros. Y no sólo por las empresas que subían el 200% al año o multiplicaban por siete en su estreno. Tampoco es normal que los beneficios de las empresas crezcan más del 15% cada año. Tampoco es lo normal que el PER esté en la zona de las 17 o 20 veces. Lo normal suele ser, y en este caso es, más complejo.

Los analistas hablan ahora -por lo visto está de moda- de digerir las subidas de tipos. El símil parece acertado, toda vez que los bolsistas han de asumir de forma paulatina que el dinero van a dejar de regalarlo. Tiene la pega de que no se puede digerir algo que no ha pasado. Y no sería de extrañar que la Bolsa, una vez superada la corrección actual, vuelva a caer cuando suban los tipos. Hará, entonces, la segunda digestión.

Pero puede que lo que tenga que digerir el mercado, más que los tipos de interés, sea la realidad pura y dura. Este baño de realidad puede durar varios actos, y posiblemente sea lo que se oculta tras eufemismos como la primera (o segunda) digestión ante las subidas de los tipos, o como reacciones al terrorismo internacional.

Entretanto, y mientras el mercado asume la situación, la inestabilidad será la nota dominante. Los inversores pondrán un día el énfasis en el crecimiento económico y al otro en la inflación. La Bolsa subirá un día y bajará al siguiente, y a fin de año dejará una moderada plusvalía en los bolsillos de los inversores. La realidad tiene menos glamour que la euforia, pero es lo que hay.

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