La Ciudad de las Artes se mira al espejo
El director general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, José Manuel Aguilar, ocupa en la sede de la sociedad pública una habitación con vistas. Desde las ventanas de su pequeño despacho, que se ubica en la esquina del entresuelo de un edificio que está justo enfrente del complejo cultural y de ocio, tiene visión directa de las tres 'unidades de negocio' que ya están en funcionamiento y de la cuarta, que aún está en construcción. 'Mantener contacto visual con la Ciudad de las Artes y las Ciencias te hace recordar en cada momento para qué y para quién trabajas', explica Aguilar.
Con 35 años, casado y con tres hijos cuyas fotos presiden la parte superior de un armario-archivador que ocupa toda la parte izquierda de la estancia, Aguilar llegó a la dirección general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia después de haber ocupado la subdirección de la misma (o dirección de gestión, como consta en el organigrama de la sociedad. Recibe a este periódico en su despacho con el teléfono colgado de su oreja, ya que es un manos libres del móvil que le permite ausentarse un momento para terminar confidencialmente la llamada.
Las instalaciones en las que trabaja el personal de la empresa paraguas de la que cuelgan las distintas unidades de negocio -fundamentalmente L'Hemisfèric, el Museu de les Ciències, L'Oceanogràfic y el aún en construcción Palau de les Arts- son austeras en comparación con la arquitectura de cemento blanco de Santiago Calatrava que está a escasos metros. Hace algo más de cuatro años que la matriz, que ofrece servicios y controla todas las instalaciones, se trasladó a uno de los edificios de la zona de expansión urbanística surgida al calor del propio complejo. 'Antes estábamos cerca de la Plaza del Ayuntamiento en el centro de la ciudad, a unos 10 minutos en coche a través del complicado tráfico de la ciudad y, cuando nos trasladamos, optamos por no instalarnos en ninguno de los edificios para dar la sensación de lo que realmente somos: la empresa que da servicios horizontales a todas las unidades de negocio', señala. Y así fue como ocuparon el entresuelo y un par de plantas de uno de estos nuevos edificios de la zona. 'Lo importante era que el acceso a los distintos edificios del complejo fuera sencillo y se pudiera hacer a pie', señala Aguilar, que también tiene pequeños despachos en cada uno de los edificios del complejo.
La austeridad y funcionalidad de las oficinas contrasta con los edificios de hormigón blanco de Calatrava
La funcionalidad, por tanto, es la máxima de su lugar de trabajo, con unos muebles sencillos, que además de su escritorio incluyen una pequeña mesa de reuniones y un armario archivador en el que, en la zona con puertas de madera, se guardan los expedientes de trabajo, mientras que en la de acristaladas sólo se ve la enciclopedia británica y, no deja de resultar curioso, el programa electoral del Partido Popular. No es la única referencia política del despacho. Sobre un pequeño mueble auxiliar dos fotos dedicadas: una del ex presidente de la Generalitat Valenciana, José Luis Olivas, y otra de su sucesor al frente del Gobierno autonómico, Francisco Camps. No hay que olvidar que el cargo de director general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es de designación directa de la Generalitat.
Sin embargo, en la conversación con Aguilar lo que más se nota es su sólida formación empresarial en la Universidad de Valencia y en la de Nottingham, así como su paso por Price Waterhouse y por el Instituto Valenciano de Finanzas. Ese es el motivo que le lleva a hablar de 'unidades de negocio' cuando se refiere a cada una de las instalaciones de la ciudad, para las que Aguilar quiere que se autofinancien. Otra cosa son los 500 millones de euros que ha costado el complejo, cuya amortización se alargará durante décadas.
Y para ello es necesario optimizar cada uno de los edificios y conseguir llenar de visitantes. El ordenador con pantalla plana que ocupa un lateral de su escritorio le permite acceder en tiempo real a datos como el número de personas que están en ese momento en cada una de las unidades de negocio. Pero también a las necesidades de personal, las incidencias... 'Incluso lo puedo hacer desde casa', explica. Pero, al final, lo mejor para pulsar el funcionamiento 'es ponerse unos vaqueros el fin de semana y pasear por el complejo como un visitante más', señala.
Arropado por su equipo de fútbol
Llegó a la dirección general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias sustituyendo a Pilar García Argüelles. Cuando llegó a su despacho apenas si cambió un par de detalles. 'Lo primero poner la foto de mis hijos, Carlos, Natalia y Alejandra, de uno, cuatro y seis años, respectivamente. Lo segundo, colgar el póster del Valencia, porque soy un amante del fútbol y, por encima de eso, del Valencia', explica con una sonrisa. De hecho, no falta quien, entre el personal, asegura que el día que el Valencia gana se trabaja con mucha más alegría en la casa. Seguro que esta temporada se ha trabajado bien, ya que el Valencia lidera la clasificación a falta de pocas jornadas.El póster en cuestión, que sólo compite en las paredes con una acuarela de Calatrava del Museu de les Ciències, es el oficial de la final de la Liga de Campeones que disputó el Valencia CF contra el Bayern de Múnich el 23 de mayo de 2001 en el Giuseppe Meazza. El complejo que dirige Aguilar patrocinó el cartel anunciador de una final que, lamentablemente, prefirió el lado alemán.