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Astilleros

ARN construye su primer barco 10 años después de ir a la quiebra

Las gradas de la antigua compañía Astilleros Reunidos del Nervión (ARN) vuelven a la actividad. Esta mediana factoría, ubicada en la Ría de Bilbao, construye ahora su primer barco 10 años después de entrar en quiebra y ser adquirida por Bilbao Centro Naval, controlada por Astilleros Murueta.

Primero, suspensión de pagos; más tarde, quiebra, y como resultado, unas instalaciones infrautilizadas durante más de 10 años. Esta situación ha cambiado ahora. Las gradas de la antigua Astilleros Reunidos del Nervión (ARN) acogen la construcción de un pequeño buque, de 3.800 toneladas de peso muerto (TPM), para el transporte de productos refinados de petróleo.

Esta nueva construcción ha sido encargada por Mureloil, compañía filial del grupo Murueta, propietaria su vez de ARN. El buque, con un precio de 8,5 millones de euros, ha sido fletado por Repsol para los próximos diez años, renovable por dos periodos de tres años. En principio está previsto que entre en servicio en julio de 2004 y operará como suministrador en la Bahía de Algeciras para surtir de combustible bien en puerto o a los barcos fondeados en la zona.

Estaba previsto, en un principio, que el buque fuera construido en las instalaciones que Astilleros Murueta tiene en el municipio vizcaíno del mismo nombre y enclavado en Urdaibai, la única reserva de la biosfera del País Vasco. Posteriormente se decidió que se realizará en las gradas de ARN que cuenta con una capacidad para fabricar barcos de hasta 140 metros de eslora.

El buque, fletado por Repsol, suministrará combustible en la Bahía de Algeciras

Recuperación

La salida a flote de este mediano astillero se escenificó hace poco más de un año cuando selló con los acreedores un convenio judicial que le permitió superar una quiebra superior a los 72 millones de euros. El pacto supuso cerrar diferentes acuerdos con los trabajadores de la antigua ARN, la Seguridad Social, Hacienda, Pymar y el Puerto de Bilbao. Además le supuso recuperar la licencia de construcción naval congelada durante años como consecuencia de los acuerdos alcanzados con la Administración que concedió ayudas para su cierre.

La historia de la crisis de ARN se inició en 1991 cuando presentó suspensión de pagos, una situación que tres años más tarde desembocaría en quiebra. A principios de los 90 un contrato de 144 millones para construir cinco buques para una compañía controlada por instituciones de la antigua Unión Soviética, le supuso entrar en un proceso concursal que ha durado casi 10 años. Los objetivos de financiación de este contrato, cerrado casi sin margen, y los ingresos derivados por su fabricación no se cumplieron al desaparecer la URSS. Desde que ARN entrará, primero en suspensión de pagos y luego en quiebra, algunos de sus activos (las instalaciones de Axpe y Burceña) se los adjudicó el Gobierno vasco por el impago de una deuda de siete millones.

La reactivación industrial en ARN puede tener su continuidad si Astilleros Murueta, su propietario a través de Bilbao Centro Naval (BCN) cierra los compromisos con parte de la antigua plantilla del astillero situado en la Ría de Bilbao para incorporarla a la factoría. El objetivo de Murueta es construir buques específicos (atuneros, arrastreros congeladores y mercantes de mediano tonelaje).

Astilleros que capean el temporal

Los pequeños y medianos astilleros españoles, con excepciones como en el caso de ARN, han sabido capear las situaciones de crisis que ha padecido la construcción naval española desde hace ya más de 20 años. Fabricantes como Hijos de J Barreras, privatizado por el Gobierno, Zamacona o Astilleros Murueta, entre otros, han sabido encontrar su nicho de negocio para sobrevivir en un mercado altamente competitivo y donde los márgenes son muy estrechos. Buques específicos y los mercantes de mediano tonelaje han salido de sus gradas con destino, buena parte de ellos, a armadores de otros países.Esta situación, sin embargo, no se ha dado en los grandes constructores navales españoles, sobre todo los que permanecen bajo el paraguas público. Izar, con plantas de fabricación repartidas por Galicia, el País Vasco, Andalucía, Asturias y Murcia no ha conseguido contratar ni un sólo buque civil en estos dos últimos años. La presión de los fabricantes coreanos y japoneses, en algunos casos utilizando prácticas de dumping, ha provocado un importante boquete en la línea de flotación de Izar.El grupo público mantiene, además, causas pendientes con la Comisión Europea que le obligarán a devolver en breve ayudas por un valor superior a los 515 millones de euros. Esta exigencia comunitaria se suma a la escasa carga de trabajo, la pérdida de fondos propios y unas relaciones laborales deterioradas.

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