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Cinco sentidos

La costosa carrera del aspirante a torero

Ser novillero es, cada día más, una carrera que requiere una gran inversión. Antiguamente los jóvenes se hacían toreros para ganar dinero; ahora, en cambio, tienen que ser previamente millonarios. La frase, que tiene mucho de exageración, tiene también mucho de verdad.

El mundo de las novilladas ha cambiado tanto y se ha hecho tan complejo que en no pocos casos se han invertido los tradicionales valores de torear para ganar dinero, pues cada vez es más frecuente tener que poner dinero para poder torear. Las escuelas taurinas no alargan su tutela a la etapa de novilleros con picadores y es en ese momento de su carrera cuando todo se complica.

Y esto es así porque la inmensa mayoría de las novilladas que se celebran son deficitarias. No hay empresario que alegremente invierta su dinero sabiendo que lo va a perder. Desde luego que se dan muchas novilladas, unas porque los pliegos de condiciones de diferentes plazas importantes obligan a su celebración; otras, porque diversos ayuntamientos y peñas taurinas organizan ciclos completos y la mayoría, porque son los novilleros los que ejercen de empresarios.

No hay datos oficiales, pero cada novillero adquiere una deuda de unos 6.000 euros por festejo

Suele decirse que si no fuera por estos montajes, además de por las felices excepciones de las plazas de Madrid, Sevilla, Valencia y casi todas las de primera categoría, casi no habría novilladas en el calendario taurino español. Otra opción son los ciclos de novilladas que se celebran en Algemesí, Arganda y Arnedo, entre otras.

Hay dos formas de realizar montajes taurinos: aquéllos en los que los apoderados entregan un dinero a empresarios independientes y aquéllos en los que son los propios apoderados los que se convierten en empresarios.

En el primer caso, lo normal es que se adelanten unos 1.800 euros, entregados a fondo perdido, sin recibir ningún dinero una vez que se torea la novillada. En el otro supuesto, lo normal es que se contraten a toreros que les intercambien a ellos otras novilladas. Eso, o el famoso 33%, en el que cada apoderado se convierte en un tercio de la empresa. En ambos casos, el apoderado-ponedor, que es como se le denomina, deberá hacerse cargo de todos los gastos, incluidos los sueldos de la cuadrilla, que suelen rondar los 3.000 euros.

A todo esto hay que sumarle otros gastos: salir bien vestido de torero a una plaza puede costar el día de estreno unos 6.000 euros, además de los toros que se lidian a puerta cerrada como entrenamiento, los diferentes viajes y, en algunos casos extremos, hasta la manutención de los novilleros.

No hay datos oficiales sobre esta nueva economía taurina, aunque suele afirmarse que los novilleros que entran en esta rueda, cada uno adquiere una deuda aproximada de 6.000 euros por festejo toreado.

Salvo casos excepcionales no se recupera el dinero invertido, de ahí que los beneficios provengan más de la repercusión taurina que de la rentabilidad económica. Es decir: el torero torea, que es lo que desea, el apoderado encuentra notoriedad en un mundo que le es ajeno y ambos pueden acceder con bagaje y garantías a novilladas que, en caso de éxito, les abrirán otras puertas de mayor envergadura.

Los sueldos de la cuadrilla

Hay una gran variedad de sueldos, dependiendo de las categorías de las plazas, de la modalidad del festejo (corrida, novillada o festival) y del grupo profesional en el que se encuentren encuadrados los matadores. En las plazas de primera, como es la de Madrid, los banderilleros y picadores (cuatro en total) cobran, según el vigente convenio colectivo, 589 euros cada uno (el tercero de la cuadrilla cobra 481), mientras que en las de tercera cada subalterno cobra 536 (el tercero, 439). En ambos casos, los mozos de espadas tienen un sueldo de 321 euros. Todos los datos pertenecen a novilladas picadas y a toreros encuadrados en el grupo A.

Vestirse de luces

En cada una de las prendas que el torero lleva puestas cuando sale a una plaza de toros hay una amplia gama de precios, dependiendo de la calidad del producto. Un traje de torear bordado en oro está entre los 1.500 y los 2.500 euros; una montera, entre los 500 y los 1.300; los capotes, y suelen necesitarse un mínimo de dos, rondan los 250 euros, mientras que las muletas, de las que también se requieren un par, de 130 a 156 euros. Los capotes de paseo oscilan entre los 2.500 y 3.600 euros, mientras que las espadas cuestan 450 cada una.Los complementos del traje de torear son más baratos: las zapatillas cuestan 72 euros, las medias rosas 54, la camisa 95 y 15 el corbatín y la feja. El conjunto completo costaría una quinta parte en caso de que se alquilase, aunque cada vez es menos frecuente esta modalidad; en cambio, sí se compran trajes de segunda mano a matadores que los desechan, aunque el regalo perfecto para cualquier novillero es que un torero afamado le regale alguna prenda que él ha desechado.

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