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Sindicatos

El ayer y hoy de CC OO

Los asistentes al octavo congreso confederal de Comisiones Obreras terminaron el sábado el acto entonando la Internacional, como no podía ser de otra manera. Esta vez, no se escuchó, sin embargo, otro célebre lema: C-C-O-O sindicato trabajador.

Pero esto es sólo un detalle, los verdaderos cambios operados en el alma del sindicato son de otro carácter. La victoria el viernes de José María Fidalgo, aunque fuera por el 59% de los votos, casi trece puntos menos que hace cuatro años, pone en evidencia el éxito de las tesis de la mayoría confederal del sindicato, que defiende una organización extremadamente profesionalizada y una verdadera autonomía de la central respecto a cualquier grupo o momento político.

A diferencia de sus dos principales opositores, Fidalgo se ha hartado de decir desde el 15 de marzo que no cambiará su estrategia sindical por la llegada de los socialistas al Gobierno. Es más, ha recordado en varias ocasiones, que ha tenido momentos de acuerdo con el PP y de conflicto con el PSOE.

Por el contrario, el líder del sector crítico, Agustín Moreno, que por fin optó a la secretaría general tras diez años en la oposición, está aún visiblemente vinculado al movimiento comunista y cree que Comisiones Obreras debe dar un giro hacia posturas más izquierdistas 'para que Jesús Caldera (ministro de Trabajo) no nos pase por la izquierda, como ya está ocurriendo'. Rodolfo Benito, líder de la nueva corriente alternativa, ha manifestado que el sindicato debería 'adecuarse' a los objetivos del nuevo gobierno socialista.

Tampoco ningún miembro del nuevo secretariado de CC OO está especialmente significado por su afiliación política, como ocurría con los equipos de dirección del primer secretario general del sindicato en la transición, Marcelino Camacho. Con Antonio Gutiérrez CC OO dejó de ser conocido como 'el sindicato comunista'.

Pero los cuadros directivos no sólo se han desprendido de la etiqueta política, también se han profesionalizado acorde con el desarrollo del país. Lejos quedan los tiempos en que los cuadros eran electricistas, como Luis Fernández Costilla; torneros, como Pedro Santiesteban o el propio Marcelino Camacho, o instaladores de gas butano, como Miguel Angel Zamora. Hoy, José María Fidalgo, es médico traumatólogo, la responsable de empleo, Lola Liceras, socióloga; o economistas y maestros como Salvador Bangueses. Esta nueva dirección, según dijo Fidalgo, ofrecerá al nuevo Gobierno socialista 'apoyo, comprensión, flexibilidad e inteligencia' y, sobre todo, diálogo inmediato que 'pueda culminar en acuerdos que desemboquen en nuevas regulaciones para el trabajo estable y en la promulgación de nuevos derechos y mejora de la protección social'.

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