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Cine

Kerkorian intenta desprenderse, por cuarta vez, de los estudios de la Metro

Tres veces ha comprado el multimillonario Kirk Kerkorian la Metro Goldwing Mayer (MGM). Ahora se dispone a vender la productora de la serie de películas de James Bond por cuarta vez. El presunto comprador, Sony, ya ha intentado varias veces hacerse con una compañía que cuenta con un catálogo de más de 4.000 títulos y repleto de Oscar.

Kerkorian lleva meses tanteando el mercado a la búsqueda de posibles candidatos. De hecho, habían aparecido informaciones en 2002 en las que se indicaba que Goldman Sachs contaba con un mandato de venta sobre los estudios. 7.000 millones de dólares (unos 5.933 millones de euros) era el precio apuntado. Ahora parece que las negociaciones están bastante por debajo y se habla de una operación de 5.000 millones de dólares, en la que Sony, que ya es propietaria de Columbia Pictures, iría acompañada de dos fondos de capital riesgo, Texas Pacific y Providence Equity.

Kerkorian compró por primera vez los estudios en 1970. Cuando estaban bajo su control, construyó un hotel junto a la sede e incluso un casino, que luego desligó del negocio principal. En 1986 vendió MGM a Ted Turner.

La última vez que Kerkorian y su sociedad inversora, Tracinda, recuperaron el control de la Metro fue en 1996. Acudieron a su rescate después de varios años de pérdidas que coincidieron con la propiedad de los italianos Giancarlo Parretti y Florio Fiorini. Finalmente Crédit Lyonnais, principal acreedor de Pathe, la compañía que había adquirido las acciones, asumió el capital y fue el responsable de su reventa al inversor de origen armenio. Parretti había comprado MGM por 1.200 millones de dólares. Kerkorian pagó esta vez 1.600 millones.

Crecimiento

Desde esa fecha, Kerkorian ha ido recapitalizando la empresa y volviendo a situarla en los primeros puestos del sector. El consejero delegado de MGM, Alex Yemenidjian, dio la vuelta a la compañía e incrementó la cartera de los estudios con la compra de otras compañías.

El pasado verano, la Metro pujó fuerte por la división de entretenimiento de Vivendi Universal. Presentó una oferta de 11.500 millones por unos activos que, entre otros, incluían los estudios Universal. Sin embargo, General Electric se llevó el gato al agua con la oferta presentada por su filial televisiva NBC.

Un analista de Templeton citado por Reuters señalaba ayer que la operación está llena de sentido para Sony dada la fuerte competencia que sufre el sector de electrónica de consumo. 'Habría que preguntar a la dirección cómo se integra este tipo de negocio -el de MGM- en el de Sony, pero parece tener bastante complementariedad'. Competidores de Sony como Apple, con su iPod, han demostrado los buenos resultados que puede dar el combinar contenidos con otro tipo de sistemas.

Nadie pierde de vista que cuando en 1989 Sony compró Columbia Pictures, tuvo serios problemas para llevar adelante la gestión. La compra ascendió a 3.400 millones de dólares, la mayor protagonizada por un grupo japonés en aquellos tiempos.

En el mercado creen que las negociaciones dadas a conocer en la noche del miércoles son un primer paso para el inicio de una subasta. 'MGM tiene una cartera de películas envidiable, una perla para cualquier firma del sector. El problema siempre ha sido el precio', señalaba ayer otro responsable de una firma de inversión con acciones en los estudio que había sido consultada también por Reuters. Según Bloomberg, el cash flow de MGM se cifra entre 150 y 250 millones de dólares este año.

MGM compitió, sin éxito, por la compra de la división de ocio de Vivendi Universal

Una fortuna basada en los negocios inmobiliarios

Kirk Kerkorian, a sus 86 años, sigue siendo un hombre de negocios peleón. No en vano, fue campeón amateur de los pesos welter en su juventud. Su fortuna personal, cifrada en unos 3.500 millones de dólares, no le han frenado a la hora de luchar por sus intereses. Su batalla más reciente se libra contra Daimlerchrysler. Acusa a los directivos de haber engañado a los accionistas del grupo estadounidense, donde era el principal accionista, al realizar la fusión con el grupo alemán Daimler.Su fortuna se hizo a base, según todas las crónicas, de especulación con suelo en un mercado tan atractivo como Las Vegas. Este inmigrante armenio tuvo la visión de comprar suelo en una ciudad prometedora donde todo estaba por hacer. Allí construyó el mayor hotel del mundo, al que luego añadió varios casinos y otra serie de activos que dieron lugar al mayor complejo hotelero y de juego del mundo.

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