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Cinco sentidos

Astenia de primavera, molesta, pero inofensiva

Vivimos en la pura inseguridad meteorológica', decía Josep Pla a propósito de la primavera en ese ensayo poético que son Las Horas. 'Vivimos en la pura inseguridad meteorológica y, como consecuencia, en la pura inseguridad ante la vida', apostillaba.

¿Es el cambio climático responsable de que en las fechas en las que la naturaleza explota de vitalidad se esté más apagado, cansado y apático que nunca? ¿Es la inestabilidad que acompaña al equinoccio de marzo la responsable de las molestias que se exacerban en los meses que preceden al verano?

La ciencia tiene dificultades para pronunciarse sobre las causas de las llamadas enfermedades primaverales y evita caer en el tópico de 'la primavera la sangre altera'; pero los médicos reconocen que las variaciones de presión atmosférica que arrastran los meses que preceden al estío, los cambios, a veces locos, de luz y los altibajos de las temperaturas son los responsables de una dolencia que no llega a ser enfermedad pero que cambia el ritmo biológico de los seres humanos y que a veces preocupa hasta el extremo de provocar la consulta del especialista.

Somnolencia, irritabilidad, apatía y cansancio son los síntomas más frecuentes

Es la astenia primaveral una dolencia bien conocida en los centros de salud, según explica Carmen Moliner, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos de Familia. Somnolencia, irritabilidad, cansancio y apatía son los síntomas más frecuentes de este síndrome primaveral.

La cama suele ser un buen refugio para las personas con astenia, porque durante este periodo es posible que aparezcan etapas de insomnio combinadas con episodios de terrible somnolencia. Muchos afectados también padecen dolores musculares, mareos, molestias estomacales, cambios de humor, dificultades de concentración y la sensación de necesitar realizar un esfuerzo enorme para llevar a cabo actividades que normalmente no lo requieren. A veces, la astenia produce una disminución superior al 50% en la capacidad para realizar las laborales habituales. ¿Depresión? Moliner lo niega, 'aunque los enfermos mentales suelen tener brotes asociados a cambios de estación'.

Con todo, los médicos recomiendan estar atentos a los síntomas, porque el cansancio es compartido por multitud de enfermedades, desde la anemia hasta los tumores. 'Si los síntomas duran más de 10 días y si quienes los padecen tiene menos de 20 años y más de 50 años, deben descartarse otras dolencias'.

Las astenia afecta fundamentalmente a las mujeres y los niños. Ciertos medicamentos pueden provocar síntomas capaces de confundirse con la astenia: los antihistamínicos que ingieren los alérgicos y los relajantes musculares que acompañan a muchos trabajadores.

No hay cifras fidedignas de astenios primaverales, 'porque muchos enfermos ya saben que necesitan tiempo para adaptarse a la primavera y no acuden al especialista', explican en la Semfi. Y es que este síndrome, cuando se padece, suele repetir cada año.

Estos días los laboratorios intentan convencer a la población de los beneficios de vitaminas y complejos energéticos. Los médicos de familia señalan que igual que no se conocen con certeza las causas de la dolencia, tampoco se puede recomendar ningún medicamento o complejo vitamínico eficaz.

Cuando la fatiga se hace crónica

La fatiga crónica a veces se confunde con la astenia primaveral. Sin embargo, no es, ni mucho menos, un síndrome estacional. La fatiga crónica sí es una enfermedad en toda regla, aunque su etiología también es desconocida. No hay pruebas diagnósticas que permitan determinar la causa, pero los médicos saben ya que no es resultado del ejercicio o del esfuerzo excesivo y que no se resuelve con reposo. La padecen, según un estudio reciente de la Consejería de Sanidad de la Generalitat, el 1% de los españoles.En este caso, las molestias son menos difusas que en la astenia y persisten más allá de seis meses: hay dolor de garganta persistente, dolor muscular, dolor articular, dolor de cabeza, sueño no reparador, déficit de memoria y malestar después de hacer ejercicio.En este caso, los medicamentos sí son eficaces cuando el malestar deviene en fatiga crónica: analgésicos, antiinflamatorios y antidepresivos pueden ser, siempre bajo prescripción médica, según la Asociación Española de Médicos de Familia, muy beneficiosos para controlar el estrés.

Hábitos saludables

La dieta tiene que estar enriquecida en vitaminas y minerales, nutrientes que participan en funciones diversas del sistema nervioso y de defensa y cuya deficiencia tiene una relación directa con nuestro estado de ánimo y salud. Abundarán las frutas y las verduras acompañando a los platos de carne, pescado y huevos.Las comidas a lo largo del día tienen que mantener un ritmo y un orden. Es conveniente distribuirlas en cinco tomas si pasan más de cuatro horas de una a otra. No deben saltarse el desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda y la cena.El desayuno será consistente y aportará energía suficiente para poder mantener el ritmo de la mañana. Las sustancias excitantes, como el café y el té, deben sustituirse por infusiones o equivalentes sin cafeína.El sueño debe ser reparador. Es conveniente dormir más de ocho horas. Las cenas deben ser ligeras y se tomarán al menos dos horas antes de acostarse, para que la digestión no interfiera con el sueño.El deporte es básico para hacer frente a este síndrome primaveral. De media hora a una hora de ejercicio diario para tonificar el cuerpo. Andar, nadar o hacer yoga son algunas de las opciones imprescindibles. También es conveniente mantener el cuerpo bien hidratado. De esta manera se favorece la función renal e intestinal.

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