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CincoSentidos

Lo más parecido a volar

A diferencia de la creencia popular, cuando se salta en paracaídas no se tiene sensación de lanzarse al vacío como sucede en el puenting (tirarse desde un puente amarrado por una cuerda elástica) o en la lanzadera (una atracción de feria que supone una caída libre desde más de cien metros). Así lo explica âscar Castroviejo, instructor de Aerolibre, una de las escuelas donde se enseña paracaidismo y se ofrecen saltos en tándem (agarrado con arneses a un monitor).

Desde hace unos dos años se ha producido un boom en España, sobre todo de saltos en tándem. 'En esta modalidad no hay que hacer nada, pues todo corre a cargo del instructor, mientras que cuando se realiza un curso, la apertura del paracaídas depende de uno mismo', aclaran en Aerolibre.

En esta escuela empezaron con el tándem hace cinco años, aunque los pioneros en España están en Empuriabrava, Girona. De cada 100 personas que acuden a Aerolibre a saltar, unos 85 eligen el tándem y otros 15 quieren realizar el curso. Sin embargo, la mayor parte de los saltos (11.000 al año) que se producen en el aeródromo de Ocaña (donde está ubicado Aerolibre) es de aficionados a este deporte, con titulación.

Según los datos de la Real Federación Aeronáutica Española, que expende la titulación de paracaidismo, en España hay 448 licencias con un claro predominio de Cataluña (259 licencias), fruto de la escuela de Empuriabrava. Madrid es la segunda con 187 licencias.

En principio no hay inconvenientes físicos para saltar en paracaídas amarrado a un instructor. 'El más pequeño que saltó con nosotros fue un niño de ocho años, aunque era hijo de un instructor de la academia', matiza Castroviejo. Sin embargo, como cliente exigen un mínimo de 16 años (con autorización paterna) y no superar los 100 kg de peso. Hay que tener en cuenta, que el paracaídas debe aguantar el peso del instructor más el acompañante.

De los 4.000 metros de caída desde que se salta del avión, unos 2.500 se producen en caída libre, es decir, con el paracaídas cerrado. Se tarda un minuto. 'Quizá un minuto en tierra es muy poco, pero en el aire es mucho tiempo', matiza Castroviejo. Los otros 1.500 metros, con el paracaídas abierto, pueden suponer otros cinco minutos.

'Es curioso. La gente que salta en tándem siempre baja sonriendo', señala el instructor, 'no sé si de nervios o porque están disfrutando', aclara. Resalta el caso de un cliente que en una semana saltó siete veces en tándem. Los vídeos y las fotos dan fe de que la gente sonríe. Por 40 a 80 euros se pude grabar todo el salto en vídeo y hacerse fotos.

Respecto al miedo, Castroviejo considera que el que diga que no lo tiene en su primer salto no dice toda la verdad. 'Pero miedo no significa pánico. Si alguien tiene pánico, mejor no saltar', dice. En 10 años de Aerolibre sólo tres personas, dos en tándem y uno de curso, dieron marcha atrás en el último segundo. El momento crítico es la salida del avión. En el tándem, el cliente queda suspendido del instructor fuera del avión hasta que éste se lanza. Luego, todo es fácil.

Errores en el tándem

en vueloCoger las manos del monitor.aterrizajeEstirar las piernas al llegar al suelo. Se deben encoger para que el primero en tocar sea el monitor. Si no, se podría caer encima del acompañante.posiciónSe debe ir arqueado hacia dentro.

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