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La opinión del experto

Que no desborde la información

Vivimos inmersos en una sociedad compleja con multitud de signos distintivos que se utilizan frecuentemente como adjetivos que la califican, de entre los cuales se puede destacar el de la información, comúnmente admitido como elemento determinante de nuestro tiempo. Dado que la información ha existido siempre, lo que se desea resaltar es su abundancia y su diversidad que, a la vez que contribuye a tener ciudadanos más libres (información es libertad), genera incertidumbres a la hora de posicionarse con criterio propio ante los acontecimientos de la vida.

En el mundo directivo, nunca como ahora ha sido posible acceder a fuentes tan diversificadas de información. En principio, esto sirve de base para poder elaborar propuestas más fundamentadas, más sólidas y mejor apoyadas en razonamientos aparentemente rebatibles por proceder de quien proceden. Sin embargo, no todo es tan sencillo.

La información disponible es de tal magnitud que plantea problemas serios en su manejo y hasta existe en algunos casos la tentación de quedarse para siempre en el proceso previo de acceso a los contenidos, que se alimentan indefinidamente recurriendo a nuevos frentes ante el temor de obviar alguna información sensible sin la cual podría deteriorarse la solidez del planteamiento.

No hay más remedio que renunciar a conocer toda la información existente, sea el que fuere el asunto sobre el que se desee trabajar, sin que por ello se sienta sensación alguna de pérdida de capacidad argumental, ni se rebaje la solidez de las argumentaciones.

La capacidad de manejo de información para cada asunto será siempre limitada y no se necesita saber todo cuanto se ha pensado a lo largo de la historia sobre cualquier materia para poder tomar decisiones acertadas.

La existencia de tanta información y la facilidad para acceder a ella constituyen una tentación difícilmente evitable para elaborar informes prolijos, en los que el número de páginas parece validar el trabajo bien hecho. Con frecuencia, uno puede leer doscientas páginas de un informe, que hasta puede resultar ameno y bien encuadernado, para encontrarse con unas conclusiones finales que en diez páginas resumen lo único sustancial que aporta el trabajo. En este caso, la información abundante no ayuda a mejorar la gestión, único objetivo deseable. Antes al contrario, la entorpece puesto que al tiempo reclamado para la propuesta, se le suma el necesario para su factura y para el debate que algunos directivos aparentemente rigurosos pretenden realizar página a página, a fin de no dejar en el camino algún contenido importante.

La información, en el sentido en que aquí la estamos utilizando, es una herramienta de las más potentes para la actuación directiva por lo que su utilización tiene que favorecer la toma de decisiones dotándolas de consistencia y agilizándolas, haciéndolas más entendibles y asimilables para todos los que, directa o indirectamente, se vean implicados. Si no se elabora inteligentemente, orientada a la finalidad que se persigue, la acumulación de palabras puede dar lugar a la confusión más que a la comprensión.

En este maremágnum informativo en el que nos movemos, se pueden encontrar argumentos, siempre de autoridad, para defender una tesis y la contraria. En estas circunstancias, el elaborador honrado puede sentirse embargado por un estado de perplejidad inicial, del cual se sale a través de la reflexión personal que conduce a la comprensión de la realidad poliédrica sobre la que se informa, ante la que caben interpretaciones diferentes sin que por ello se puedan calificar de falsas o verdaderas.

Estas visiones contrapuestas, todas legítimas, ponen al directivo en su estado de desprotección natural, dejándole, como siempre, a la intemperie, enfrentado a una realidad compleja y contradictoria, en la que, con más información que nunca, nadie le resuelve el dilema de la elección y la responsabilidad de acertar o equivocarse. Por todo ello, no hay nada que pueda suplir la elaboración de criterios propios, a partir de informaciones existentes o de la creación de pensamiento, que es lo que finalmente permitirá acciones diferenciadas. Bien viene la información como soporte, como instrumento, si no nos enreda en elaboraciones que repiten pensamientos ajenos ahorrándonos el esfuerzo de la reflexión personal para caer en lugares comunes que en poco contribuyen a la mejora de nuestras decisiones.

En el mundo académico se pueden permitir el lujo de elaborar informes, incluso de escribir libros ordenando la información existente al respecto, con la cita de sus autores, aunque sea difícil de la lectura deducir si el elaborador tiene o no algún criterio propio. Pero en el mundo empresarial, una actuación similar no conduciría a las empresas al éxito. La información bien gestionada es una gran herramienta, pero si se convierte en fin y, sobre todo, si trata de suplir la capacidad creadora y de innovación de los directivos y, en general, del conjunto de las personas que integran la empresa, no hará más que lastrar su potencial de futuro.

Ex presidente de Mondragón Corporación Cooperativa

'No hay nada que pueda suplir la elaboración de criterios propios a partir de informaciones existentes'

l santiago Íñiguez Decano del Instituto de Empresa El hasta ahora director de relaciones externas del Instituto de Empresa es doctor en Derecho por la Universidad Complutense. Finalizó sus estudios de posgrado en la Universidad de Oxford y es Máster en Dirección de Empresas por el Instituto de Empresa. Sustituye como decano a Ángel Cabrera, que ocupará la presidencia de Thunderbird University (Estados Unidos).

l francisco josé muñoz Director de recursos humanos de Europac Desde que comenzó su carrera, en 1990, ha realizado tareas de responsabilidad tras ocupar, entre otros, el cargo de director de recursos humanos en diversas empresas. Durante los últimos años ha desempeñado esa posición en Link Servicios Logísticos, empresa de la distribución logística para McDonald's en España.

l eduardo vidal Director general de Serveis Funeraris de Barcelona Hasta ahora era subdirector de Fiatc Seguros, tiene 36 años y ha desempeñado diversas funciones ejecutivas en la primera mutua catalana desde 1990. Ha sido el encargado de desarrollar los planes de fusiones, así como la expansión internacional y de gestión inmobiliaria.

l jesús ollero Director de servicios de Doubleclick para España, Portugal e Italia Es licenciado en Ciencias Empresariales y diplomado en Turismo. Completó su formación académica en Dirección de Empresas en la Universidad de Staffordshire (Inglaterra). Ha desarrollado su carrera profesional en Steria Iberia como responsable de la comercialización y gestión de proyectos.

l juan Manuel plá Director de asesoramiento en KPMG Barcelonés de 44 años de edad, ha sido nombrado director de KPMG y máximo responsable de servicios profesionales para empresas españolas en República Dominicana. Es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Central de Barcelona y ha realizado estudios de posgrado en el ámbito de la auditoría.

l jean-paul hamon Vicepresidente ejecutivo en Amadeus Será el responsable de todos los departamentos de desarrollo de software de la compañía y liderará un equipo de 1.500 personas que trabajan en seis centros repartidos por todo el mundo (Niza, Londres, Sydney, Amberes, Fráncfort y Miami). De nacionalidad francesa, es licenciado por la Escuela de Minas de París.

l vicente arroyo Director de la oficina en Barcelona de Enterasys Tiene 37 años y es ingeniero de Telecomunicaciones. Su carrera profesional se ha venido desarrollando, desde 1989, en varias empresas fabricantes de tecnología de redes para voz y datos, entre las que destaca AMP Española, donde fue director de producto y en Nbase-Xyplex donde se incorporó como director regional.

l José carrera Director de marca de Oregon Scientific

Nacido en Madrid hace 32 años, ha sido nombrado de director de marca para la línea Ferrari y Philippe Starck de Oregon Scientific. Estudió publicidad, marketing y comunicación en la universidad de Bridgeport (Connecticut, EE UU). Ha trabajado para firmas de alta joyería como David Morris y Carrera y Carrera.

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