Los reguladores europeos someten a consulta su tarea en el mercado único
El Comité Europeo de Reguladores (CESR) ha sometido a consultas un documento con las líneas de actuación a seguir por los reguladores de la UE para lograr la transposición uniforme de las directivas sobre el mercado único de servicios financieros.
Todos los miembros del mercado financiero europeo tienen de plazo hasta el 1 de junio de 2004 para dar su opinión y proponer las sugerencias que estimen oportunas sobre la forma en que los reguladores de los mercados europeos deben coordinarse y actuar de cara a aplicar de manera uniforme en todos los países miembros las directivas de la Comisión Europea para la creación de un mercado financiero único.
Para ello, el CESR -del que forma parte la Comisión Nacional del Mercado de Valores- ha elaborado un documento de consulta basado en el Informe Lamfalussy, un desarrollo legislativo específico elaborado en 2001 por un comité de sabios encabezado por Alexandre Lamfalussy, cuyo objetivo es lograr la unificación del mercado financiero europeo.
El informe parte de la idea de que la distinta transposición de la normativa comunitaria que realizan los países de la UE es un impedimento para el funcionamiento del mercado interno.
Por ello, el informe establece cuatro niveles distintos en los que era necesario lograr la uniformidad: un nivel 1 de creación de normativa europea en el Parlamento, un nivel 2 en el que la Comisión Europea pide asesoramiento técnico a CESR durante el proceso de creación de las normas, un nivel 3 de reforzamiento de coordinación entre reguladores para la transposición de las normas y un nivel 4 de aplicación.
El documento presentado por la CESR hace especial hincapié en el nivel 3, que específicamente se centra en cuatro aspectos: unas guías consistentes para la adopción nacional de la normativa europea, una serie de estándares y recomendaciones para la interpretación de materias que no cubre la legislación europea, la comparación y revisión de las prácticas de los reguladores para asegurar la uniformidad y las buenas prácticas, y la revisión periódica de las prácticas de los reguladores y de la aplicación de la normativa europea en los países miembros.
El objetivo, según explica la CNMV, es conseguir que en todos los mercados de la UE los inversores reciban protección equivalente y que las empresas estén sometidas a las mismas normas, de manera que el mercado de servicios financieros único sea una realidad.