Las preocupaciones y su significado
El dato de empleo en Estados Unidos del próximo viernes, la reunión del Banco Central Europeo el jueves y el miedo al terrorismo han hecho olvidar a no pocos bolsistas que dentro de pocos días empieza una nueva temporada de presentaciones de resultados empresariales en Estados Unidos. Algo que, de no mediar estos elementos sobrevenidos, capitalizaría la atención de los inversores.
Es un trimestre temprano para que la comparativa con el ejercicio anterior haga referencia no a un escenario de crisis sino a otro de recuperación. En este sentido, hasta el segundo y, sobre todo, tercer trimestre no se podrá comprobar en qué medida la mejora de las cuentas del año pasado obedeció a una tendencia positiva o, por el contrario, era una simple corrección sobre un escenario excesivamente deprimido. O ambas cosas.
En cualquier caso, el hecho de que los focos inversores estén apuntando a otra parte es una señal de las dudas que amenazan al mercado. No preocupa tanto cuánto habrá ganado Microsoft, sino el panorama económico de dentro de algunos trimestres. Si este segundo asunto estuviese más o menos resuelto, seguro que los resultados -variable más importante en el corto plazo- sería n la referencia. El hecho de que no sea así demuestra que la tendencia de fondo no está definida. Al menos, de momento.
Ahora bien, si en el fútbol se dice que la alegría va por barrios, en el mercado actual ésta se reparte por semanas. Basta que el dato de empleo en Estados Unidos del viernes sea mínimamente bueno -las cifras semanales de peticiones de subsidio han sido esperanzadoras- y un poco de ánimo comprador para que los mercados que hoy son miedosos mañana se despierten audaces. Y quedarán atrás dudas y lamentos.
Hasta entonces, los expertos pronostican jornadas de volatilidad creciente. Es decir, a medida que se acercan las fechas clave los afectados estarán más nerviosos. Como los estudiantes en época de exámenes.