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CincoSentidos

Viaje por las cocinas del sureste asiático

La moda de los restaurante orientales no cesa. A la nutrida nómina de locales panasiáticos que inundan la oferta gastronómica madrileña se ha unido recientemente Mekong (Velázquez, 87. Tel.: 915 766 006), una propuesta interesante. Inaugurado en diciembre del pasado año, pretende ser un recorrido por las diversas cocinas de los países que atraviesa el río que le da nombre, un exótico periplo de sabores que pasan por China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam.

Lejos de lo que pudiera esperarse la ambientación del restaurante huye de los convencionalismos al uso, apareciendo como un espacio moderno de acabados trabajados y ambiente cosmopolita. Como lo es también la trayectoria culinaria de su chef, Chen Yu Yeh, con una amplia experiencia en Europa -fundamentalmente en Holanda-, que fue campeón del mundo de cocina china, pero que también domina la gastronomía del sureste asiático. Su conocimiento de esas cocinas y del gusto occidental le lleva a la adaptación de los platos al paladar europeo, utilizando nuestros productos (aunque algunas hierbas y especias las tiene que importar), pero sin renunciar a los toques propios de la cocina oriental, incluyendo los tradicionales picantes, eso sí, matizados.

Una buena opción para probar distintos platos y sabores es compartir el menú. Se puede empezar por unos entremeses variados, que llevan pollo marinado en hojas de plátano, nidos de huevo rellenos, brochetas de cordero, galletas de pescado frito thai y costillas laqueadas, un plato característico y original.

También es preceptivo pedir alguno de sus arroces y fideos, ya sean vermicelli crujientes en forma de pirámide, los célebres Pad Thai (fideos tailandeses con brotes de soja) o un arroz frito perfumado servido en piña natural. La calidad de la materia prima se ve en las distintas elaboraciones como en los langostinos con salsa de tamarindos (preparados en wok), el estupendo magret de pato con panag curry (crema de cacahuete con especias y coco) o la codorniz salteada con chili asado y albahaca, de ligero picor.

En todos los platos se diferencian perfectamente los sabores, que no se amalgaman en mezclas imposibles y donde predominan aromas muy definidos, reconocibles y que gustan, a pesar del exotismo de la mayoría de las especias e ingredientes.

El capítulo de postres se resuelve con una fusión de técnicas y productos asiáticos y occidentales, que los hace más apetecibles (entra muy bien la crema de chirimoyas con frutas orientales). La bodega, todavía en fase de construcción, contempla referencias interesantes. Y un aspecto a destacar es el servicio, muy profesional, comandado por el experimentado Miguel Granado. Precio medio: 30-40 euros. Tienen además dos menús para 2 personas: gastronómico (42,50 euros) y degustación ejecutivo (32,50 euros).

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