Moderación en los mercados
A juzgar por las declaraciones de algunos comentaristas o tertulianos, España está abocada a un gobierno bolchevique durante cuatro años. Sin embargo, la Bolsa muestra, superados los nervios iniciales, una notable estabilidad dada la sorpresa que supuso la victoria socialista. No es poco, teniendo en cuenta que uno de los principales, si no el principal, mensaje del Partido Popular ha sido la gestión económica.
La tranquilidad del mercado está justificada. Más allá de cuestiones puntuales -vivienda, plan hidrológico, autopistas de peaje-, los programas de ambos partidos en materia de política económica son bien similares. Tampoco puede ser de otra manera, dado que el margen de maniobra es muy escaso. No ya en política monetaria -que, aun antes del BCE, dependía de un organismo independiente-. En materia fiscal los compromisos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento suponen un importante corsé que se aprieta aún más toda vez que tanto el propio Zapatero como el ministrable Sebastián señalaron la conveniencia del déficit cero, si bien ha de ser flexible en función del ciclo económico.
En cuanto al sector eléctrico, ambos partidos cumplirán Kioto. Y Kioto depende, más de que los votos en España, de la voluntad de Rusia, pues si no respeta el pacto tampoco lo hará la UE. Si acaso el mercado tiene la percepción subjetiva de un mayor compromiso ambiental y liberalizador por parte del PSOE. Pero, por otra parte, los años de Gobiernos socialistas hasta 1996 tampoco se recuerdan como una travesía del desierto para las grandes compañías eléctricas.
La Bolsa es, en teoría, el espejo de la economía. Por esta razón el impacto de los atentados no puede buscarse en el mercado de valores, incapaz por definición de reflejar sus efectos. Con las elecciones las cosas son un poco distintas. Obviamente el país no va a ser el mismo con un Gobierno que con otro. Pero, en términos económicos y empresariales, las elecciones españolas son un tema secundario.