El FBI investiga la filtración de los datos del índice de Michigan
Los mercados financieros en Estados Unidos parecen discurrir en los últimos tiempos de sobresalto en sobresalto. La Universidad de Michigan y el FBI están investigando un supuesto caso de filtración de las cifras del índice de confianza del consumidor estadounidense que elabora el Centro de Estudios de la citada universidad. Richard Curtin, director de dicho centro, aseguró que el contenido del informe, seguido muy de cerca por los mercados, 'fue sustraído de su oficina o de su ordenador antes de su publicación' el pasado 13 de febrero.
La trascendencia del incidente aumenta porque este índice es de los más empleados por los operadores tanto de Bolsa como de renta fija. Estos lo emplean para fundamentar sus decisiones de compra o venta a la luz de los datos económicos que adelanta, ya que lo consideran un instrumento clave de la salud estructural de la economía de Estados Unidos.
El índice de confianza de Michigan se elabora a partir de encuestas a los consumidores a lo largo de un mes sobre finanzas personales y empleo y condiciones de compra, tanto sobre condiciones actuales como sobre expectativas.
Los precios de los bonos del Tesoro subieron y el dólar bajó ante los rumores, que habían empezado antes de que se abrieran los mercados estadounidenses
La Universidad de Michigan guarda especial celo de su informe mensual, del que adelanta un dato preliminar a mediados de mes, porque se publica selectivamente para sus 150 suscriptores, quienes pagan 4.750 dólares anuales por ser los primeros en consultarlo, pero el 13 de febrero, según la portavoz universitaria Julie Peterson, se publicó una noticia que hacía referencia a datos del informe 'mucho antes' de que fuera enviado a los clientes.
El índice general de la confianza del consumidor, según fuentes del mercado que lo vieron ese día, cayó a una lectura preliminar de 93,1 desde la última de enero de 103,8. Los economistas habían pronosticado un descenso, pero sólo a 103,3.
En los mercados de Nueva York y de Londres circularon comentarios, antes de que se publicara oficialmente el estudio, de que éste mostraría una caída mucho mayor en la confianza del consumidor de lo que se pensaba. Los precios de los bonos del Tesoro subieron y el dólar bajó ante los rumores, que habían empezado antes de que se abrieran los mercados estadounidenses. 'Estaba claro que se había producido una filtración no autorizada', manifestó Julie Peterson a Reuters. 'Estaba claro lo que había pasado'.
No es la primera vez que la Universidad de Michigan ha tenido problemas con el uso de sus datos. El año pasado, el diario The Wall Street Journal informó de que Claes Fornell, director del índice trimestral de satisfacción del consumidor estadounidense, estuvo operando con acciones de compañías incluidas en el estudio, algunas veces adelantándose a la publicación del informe. No obstante, un portavoz de la universidad aseguró que no existe absolutamente ningún tipo de conexión entre ambos incidentes. Este último índice está elaborado por la Escuela de Negocios de Michigan, mientras que el Centro de Estudios es una unidad independiente de la universidad.
Un nuevo incidente, en todo caso, que viene a minar un poco más la maltrecha confianza de los mercados.