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CincoSentidos

Los perros van a la escuela

Los perros aportan a una casa alegría, lealtad, compromiso de convivencia y compañía. Pero, a veces, el animal también puede provocar problemas y más de un dolor de cabeza: perros que corren por las estancias, muerden los muebles, ensucian las habitaciones, desobedecen las órdenes, ladran, se comen los alimentos y, en casos extremos, pueden llegar a revolverse contra el amo e intentar morderle. En ese caso, es fundamental llevarlo a un centro donde le enseñen lo que se llama 'una obediencia'.

Javier Higes, propietario del Grupo de Trabajo Cheyenne, indica que el 90% de los perros que están en casa no tiene pautas de comportamiento. 'Con el adiestramiento, lo que se está haciendo es educarlo y canalizar sus instintos. Incluso, corregir conductas inadecuadas. En definitiva, se pretende conseguir que el perro haga lo que tú le digas y no lo que él quiere'. El resultado de esta experiencia es que se pueda andar con el perro por la calle sin que se escape o que se pueda convivir perfectamente con él en la casa.

El adiestramiento consiste en enseñarle a no tirar de la correa, que se tumbe, no se suba encima de las personas, no coma cuando se lo ordenas o que no se pelee con otros perros. Para ello, es importante que el dueño esté presente en el entrenamiento y participe en las clases. También, que se realice en compañía de otros perros. 'Los animales necesitan estar y trabajar juntos en un campo de trabajo', añade.

'Los cursos son casi más para el dueño que para el animal. En España no hay cultura de vivir con perros'

El proceso consiste en recibir a la semana una clase colectiva y otra individual. ¿Cuánto tiempo? Depende. Para Higes no hay un periodo estándar. 'El tiempo lo marca el dueño, según sus objetivos. Si se conforma con que el perro haga poco, no estará mucho; si quiere que haga más cosas, su estancia será más larga. Lo que no permito es que la gente venga un mes y luego se vaya. Si acude con un tiempo límite, mejor que no venga'.

Una vez que el perro está enseñado (a sentarse, a tumbarse, etc.) es necesario exigirle que repita lo aprendido, 'como en el colegio con los niños'. Por tanto, la línea de trabajo es mostrarle lo que tiene que hacer, después pedirle que lo haga y, por último, exigirle que lo repita.

El precio en un club de entrenamiento, aparte de la matrícula, puede oscilar entre los 60, los 80 o 100 euros al mes. Higes subraya la necesidad de que vayan los perros con los amos. 'Estos cursos son casi más para el dueño que para el animal. Mis clases se centran en lo que ellos tienen que hacer, más que en lo que hace el perro. Pretendo que al final aprenda a manejar a su can y lo sepa llevar'.

En cuanto a la edad ideal para empezar a educarle, Higes es partidario de hacerlo desde los tres meses, 'aunque tampoco es dificultad venir con perros de cinco años, siempre y cuando el dueño conozca lo que se trae entre manos. El problema es que no lo sabe'.

Desconocimiento

En su opinión, éste es el principal problema. Higes considera que la gente se deja influir por las modas a la hora de tener ciertas razas en sus casas, al contrario de lo que ocurre en Francia, donde la cultura de los perros está más avanzada. 'España es un país muy joven en todo lo que respecta a tener un perro y se tienen razas según lo que se lleva en el momento, sin saber ni conocer cómo son'. En esta línea, los rottweiler, los schnauzer y los husky son los que ahora mismo están más en boga.

Al final, Higes aconseja trabajar con los animales diariamente en casa y no confiarse sólo con lo que se hace en el centro de trabajo. 'No hay que olvidar el hecho de que los perros no tienen conciencia del bien y del mal. Para no equivocarse con el animal, lo mejor es asesorarse bien antes de comprarlo'.

Cada raza tiene sus características

La vida moderna, con el desuso de ciertas costumbres, y los caprichos de la gente han favorecido el cambio de naturaleza de los perros. La función que originalmente tenían ha sido orillada y transformada en la mayoría de los casos en otra mucho más prosáica como es la de animales de compañía. Perros cazadores, de defensa o de lucha, ahora viven en pisos pequeños y en la ciudad, en tareas totalmente opuestas a su raza y condición. 'El 99% de los perros hace una función distinta a la de su naturaleza original', dice Higes. A su juicio es fundamental que el dueño sepa el perro que compra y para qué lo quiere. Algunos ejemplos son:Rottweiler: perro de guarda. Utilizado por los comerciantes para su cuidado y defensa. Tienen una naturaleza agresiva.Samoyedo: perro de la nieve.Teckel: perro pequeño que era utilizado como cazador de conejos.Husky siberiano: perro de tiro que vivía libre.American stanford terrier: perro de presa.Labrador retriever: un perro de cobro.Beagle: perros de caza con carácter nervioso.Akita-Inu: en Japón son usados como perros de pelea.Yorkshire: cazador de ratas, con mal genio.

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