El reto de superar una tragedia
Apoyo emocional continuado y sin fisuras y mucha paciencia para hablar y escuchar. æpermil;sta es la mejor ayuda que se puede prestar a los supervivientes y familiares de un atentado terrorista como el sucedido el pasado jueves en Madrid, donde murieron 199 personas y resultaron heridas más de 1.400. La psicóloga Victoria Nogueral lo define como una experiencia 'inesperada, traumática e inescapable'. Un mazazo físico y emocional que provoca, primero, el estado de shock, y luego, el llamado estrés postraumático, el trastorno más común entre los implicados en una catástrofe. Según los psicólogos, la mayor parte de las víctimas se recuperan tarde o temprano. Aunque alrededor de un 12% es incapaz de superarlo.
La vida de una persona afectada por un trauma como éste se convierte en un círculo vicioso. 'Tiene la sensación de estar reviviendo los acontecimientos, no puede dejar de pensar en ello y generaliza su trauma a todas las vías, a todos los trenes', comenta la psicóloga. La ansiedad y la irritabilidad constante son otros síntomas del trastorno postraumático. A largo plazo, las secuelas emocionales pueden incidir en los cimientos de la personalidad, en la autoestima y en la confianza personal.
Desde el primer momento el apoyo emocional es fundamental, así como la veracidad y unicidad de los mensajes. 'El enemigo de las víctimas es el rumor', afirma Enrique Baca, jefe de psiquiatría en el hospital Puerta del Ángel de Madrid. Para Daniel Portero, cuyo padre fue asesinado en un atentado terrorista, la tranquilidad es la mejor ayuda que una víctima puede recibir. 'Lo primero que deseas es estar solo o con tu familia y amigos. Necesitas que te dejen pensar, reflexionar y asumir la tragedia. En ese momento las palabras de los psicólogos no te sirven de nada', explica. Para Baca, como en toda situación de gran estrés, 'las personas pueden superar la tragedia y salir fortalecidas, tolerarla y salir adelante o romperse'. La ayuda médica en estos casos es necesaria.
'La veracidad y unicidad de los mensajes es fundamental. El enemigo de las víctimas es el rumor'
El dolor silencioso de los más pequeños
Los psicólogos coinciden en que no es fácil saber si un niño sufre tras una experiencia traumática. Los niños no siempre manifiestan su dolor abiertamente. Algunos callan. Otros tienen miedo y pesadillas. A veces cambian su comportamiento, son díscolos, bajan el rendimiento en la escuela y muestran nerviosismo. Todo ello, explican los especialistas, son muestras de que están sufriendo. 'Algunos de los niños que han sufrido el atentado o que han perdido en él a un familiar no emitirán mensajes. Habrá gente que crea que están bien, pero no es así. Los niños a menudo callan y sufren por dentro', explica Javier Urra, psicólogo infantil de la fiscalía de menores.Urra destaca la importancia de estar atentos a cualquier cambio de comportamiento en los pequeños y recomienda reforzar en torno a ellos la sensación de seguridad y el cariño. 'Ellos se van a preguntar por qué ha ocurrido algo así. Es difícil, pero hay que decirles (me refiero a los más pequeños) que no va a volver a pasar, que van a coger a quienes lo han hecho y que ellos están seguros', explica.La sensación de miedo puede manifestarse, especialmente en el caso de los niños más pequeños, en forma de fantasías, pesadillas y confusión entre realidad y temores. 'Otro síntoma de que el niño sufre es el mutismo, la seriedad en la expresión, los silencios', insiste el psicólogo.Los especialistas diferencian la situación del niño que sufre heridas recuperables, del que pierde a un familiar y del que experimenta lesiones irreversibles.En los dos primeros casos superar el estrés postraumático es más fácil debido a la gran capacidad de recuperación de los niños; en el último el proceso es mucho más duro.