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Cambio de estatutos

Sumergirse en un mundo nuevo

Ni tan arriesgado ni tan elitista. El submarinismo quiere dejar de ser una práctica minoritaria restringida a expertos nadadores. Y es que para intentar imitar a Jacques Cousteau y descubrir los secretos de las profundidades, basta con realizar un bautizo submarino. Un primer contacto en el que el aprendiz de buceador se ejercita en el medio acompañado de un instructor.

La profundidad del descenso es reducida, tan sólo unos ocho metros bajo el nivel del agua, y no se realiza en mar abierto sino en el interior de una piscina, explican desde Piscis Diving, escuela de inmersión de Sant Feliu de Guíxols (Costa Brava). El precio de este rito de iniciación ronda los 50 euros.

Pocos resisten la tentación de que el bautizo sea su único contacto con las profundidades y enseguida se sienten atraídos por practicar en mar abierto. Prueba de ello son los cerca de 200.000 submarinistas titulados de la Federación Española de Actividades Subacuáticas y los 115.000 que pertenecen a las organizaciones ACUC, SSI e Idea.

A diferencia de otros deportes, el buceo tienen como condición indispensable contar con un título emitido por alguno de estos organismos para poderse practicar. Otro de los requisitos exigidos es realizar las inmersiones acompañado. Llevar a cabo un curso completo para convertirse en un buceador titulado, lo permite el descenso hasta los 40 metros, supone un desembolso de 300 euros. Este es el límite para el submarinismo recreativo, aunque los profesionales bajan 80 metros.

El submarinismo puede practicarse en cualquier estación del año. 'En verano la temperatura de la superficie puede ser de 21 grados y unos pocos metros más abajo podemos tener 14', explican desde Piscis Diving. En la popularización de esta práctica en España ha tenido que ver la progresiva apertura de centros de buceo por todo el territorio, muchos de ellos ubicados en resorts turísticos. También la innovación en los equipos, ahora más ligeros, económicos y cómodos para el deportista.

La última novedad es un tubo de buceo provisto de radiofrecuencia, Swap Aqua Sphere, que permitir escuchar una grabación bajo el agua mientras se bucea. Los trajes secos de Nava, elaborados de neopreno, pero inflados con aire, permiten mantener el cuerpo sin humedad. Estas firmas han utilizado el recién clausurado Salón de la Inmersión de Cornellá para introducirlos en el mercado.

Por su parte, la israelí Mermaid quiere traer a España un transporte motorizado con capacidad para tres personas que desciende 30 metros. Cuesta 30.000 euros y está orientado a escuelas de inmersión y equipos de salvamento.

Destinos tan cercanos como atractivos

Aunque el paraíso por excelencia para practicar el submarinismo son las aguas del Mar Rojo, cada vez más submarinistas tanto españoles como del resto de Europa utilizan las costas españolas. Así, una de las más frecuentadas por los amantes del buceo son las casi tropicales aguas de la Isla de El Hierro o la de Gran Canaria. La gerundense Costa Brava, sobre todo las protegidas islas Medas, son otro de los destinos también en auge para los submarinistas. En esta misma zona, los buceadores también aprecian las aguas cristalinas y ricas en fauna y flora marina de l'Escala, l'Estartit o Palamós. Otros centros de buceo destacables se hallan en las Baleares, sobre todo en Formentera y Menorca. Una alternativa al Mediterráneo son las frías aguas del Cantábrico, eso sí, sólo para los más aventajados.

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