Resultados con poco impacto
Suele suceder en las últimas series de resultados trimestrales de las empresas españolas. Como llegan varias semanas después de las presentaciones en Estados Unidos, no afectan al mercado, porque éste está a otra cosa. Así, en la jornada de ayer rindieron cuentas numerosas compañías del Ibex, pero el volumen de negocio se quedó corto.
Los inversores ya han dado todas las vueltas posibles a las cuentas de los resultados de las empresas estadounidenses. Han comprado, vendido, argumentado y barajado todos los escenarios posibles. De forma que, para cuando toca revisar los números de compañías locales, el parqué está a otra cosa.
Más allá de castigos o premios puntuales, como los de Repsol o Gamesa, el motor de las cotizaciones está lejos de la página web, donde la CNMV cuelga los resultados oficiales. Por ejemplo, a la evolución de los mercados de divisas o del empleo en Estados Unidos.
Ese es el mercado en el que se ven obligados a moverse miles de profesionales. Probablemente no todos ellos estén convencidos, por ejemplo, de que es razonable vender Santander porque las peticiones semanales de subsidios de desempleo en Estados Unidos son 6.000 más que la semana pasada en vez de 5.000 más, tal y como el mercado esperaba. Ahora, como lo importante en la Bolsa no es la realidad, y ni siquiera la percepción de la realidad, sino la expectativa de cómo será percibida dicha realidad por el conjunto de observadores e inversores, los mejores profesionales tienen que gastar su tiempo en cábalas de este corte.
Si las noticias importantes no cotizan y las menos importantes sí lo hacen, es lógico que el mercado pierda pulso sesión a sesión. La pertinaz resistencia con la que los parqués se resisten a una corrección digna de tal nombre muestra el fondo del mercado y señala también que éste todavía no ha llegado a niveles de sobrecompra en los que cualquier excusa se interpreta como una señal de venta. Ahora bien, tampoco sobran ganas de comprar.