Naranjas frescas para paladares exigentes
No es fácil comer naranjas frescas en España. La mayoría de las que se venden han sido arrancadas del árbol todavía verdes, maduradas en cámaras frigoríficas y coloreadas con productos químicos. Un agricultor de Cullera (Valencia), Federico Aparici, se propuso hace cinco años hacer llegar sus naranjas frescas a toda España, 24 horas después de arrancadas del árbol, mediante pedidos por teléfono e Internet. En 2003 Naranjas Lola (naranjaslola.com) envió más de 100.000 kilos a sus clientes ya habituales, 350 hoteles y restaurantes y casi 2.500 familias.
Los más afamados restauradores, banqueros, bodegueros y empresarios se encuentran entre los clientes de la empresa que regentan Aparici, su esposa Lola Colomar y sus tres hijos. Navelina y navel-late son las variedades que ofrece la empresa en cajas de 15 kilos a un precio de 30 euros, que no es caro teniendo en cuenta que las llevan a casa. Salvo en Navidad y previa petición expresa, las naranjas van en cajas de madera normales, sin adornos, 'porque lo valioso es el producto', según su propietario.
La confianza en su calidad es tal, que Naranjas Lola no cobra por adelantado ni contra reembolso. 'Les digo a mis clientes que las prueben y que me las paguen si les gusta', explica Federico Aparici. Son muy pocos los que no han pagado, bien porque no les han gustado o, como piensa Aparici, porque son 'unos espabilados'. Sea uno u otro el motivo, ya no se les envía más. La empresa ha comenzado a repartir en Andorra y Portugal.