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CincoSentidos

Los porqués de una Bolsa humana

La Bolsa, ese gran casino que constituye el pilar del capitalismo, sus grandezas y sus miserias, se pone al alcance de todos. La Bolsa contada con sencillez (Maeva Ediciones) es la propuesta de Nuño Rodrigo para que los lectores poco habituados a la información económica entiendan no sólo el funcionamiento de los mercados, sino también sus porqués.

Una buena documentación histórica distingue este trabajo de otras obras divulgativas sobre los mercados bursátiles. Nuño Rodrigo (Barcelona, 1975), jefe de Mercados de Cinco Días, economista de formación y periodista por vocación, aborda este reto con la humildad de quien no tiene todas las respuestas ('si las tuviera sería rico') y con un saludable espíritu crítico alejado de tópicos. Porque el mercado no es la mano invisible e infalible que pintó el liberalismo -sus errores han sido sonados- ni la cueva de bandidos sin escrúpulos que retratan con ingenuidad algunos contestatarios. 'Es la pieza sin la que el sistema no podría existir'.

En el fondo, los sofisticados mercados de hoy no son muy distintos de los que retrató en 1688 José de la Vega en Confusión de confusiones, un libro sobre la Bolsa de Amsterdam en el que ya se hablaba de lo que mueve las acciones, de las opciones y los futuros e incluso de la manipulación de precios y el uso de información privilegiada.

Hoy, las operaciones son electrónicas, pero el objetivo del inversor sigue siendo el mismo que tres siglos atrás: anticipar los movimientos de los demás. Por eso puede explicarse lo que ocurre en la Bolsa, pero no predecirse. 'Pocas cosas hay más inestables que el ánimo de los humanos o, en este caso, de los inversores', admite.

Las contradicciones

El libro da información útil para quien quiera iniciarse en la inversión bursátil, pero no elude el análisis de las contradicciones del mercado ni de sus posibles efectos perversos. 'Muchas personas compran y venden acciones sin saber a qué se dedican las empresas', afirma. Abundan los ejemplos de movimientos erráticos del mercado. Una consecuencia es que los Gobiernos de países emergentes viven 'pendientes de un hilo, porque saben que una pizca de desconfianza puede provocar que miles de millones de capital extranjero abandone el país de un día a otro'.

Estos giros bruscos están en el origen de las crisis vividas en la historia, que el libro analiza con lucidez, desde el desplome de la deuda durante la conquista de América en el siglo XVII o la burbuja del precio del tulipán en el XVIII hasta las más recientes, como cuando en el año 2000 se derrumbó el mito de la nueva economía, que iba a crecer para siempre.

¿El futuro? Algunas pistas permiten intuirlo: habrá Bolsas abiertas 24 horas, más facilidades para los inversores particulares y nuevas potencias capitalistas como China. Pero sin incertidumbre no habría Bolsa. Lo que llamamos mercado no es más que 'la suma de los pensamientos de miles de personas con sus propios medios, anhelos y vicios'. Es decir, que la Bolsa 'parece un ente deshumanizado, pero tiene naturaleza humana'. Y tanto.

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