Ejércitos de metal
Que hay aficiones que levantan pasiones es evidente. Pero que esa afición proporcione un medio de vida y sirva para situar a España en la vanguardia mundial es excepcional. No se trata de un deporte de élite, sino de algo minoritario y al tiempo tan tradicional como crear y coleccionar soldaditos de plomo.
Los expertos distinguen varias categorías de figuras. Están los llamados en inglés toys (juguetes). Nadie juega con ellos, pero por su acabado en brillo y su expresión ingenua recuerdan a las miniaturas que hasta los setenta batallaban en los cuartos de los niños. Otro grupo son las figuras históricas, nacidas en los setenta, pintadas en mate y de un realismo sorprendente. También hay figuras planas, cuya fabricación se remonta al siglo XVIII en Nurenberg (Alemania).
Al abrigo de los juegos de rol han surgido las miniaturas de fantasía que más que un objeto de colección son para jugar. También tienen fines lúdicos las miniaturas de unos 35 milímetros. Se utilizan para recrear estrategias militares (conocidos como wargame) de batallas como la de Waterloo. Cuentan en el mundillo que el actor Javier Cansado es un gran aficionado al wargame y atesora 15.000 soldaditos.
Según explica Rafael Montuenga Barreira, una autoridad en miniaturas militares, las figuras de 54 milímetros son las más demandadas. También hay quien se decanta por los 90 milímetros o por las más pequeñas, ¡de hasta 6 milímetros! Y ahí está la banda de altura para ser admitido en estos batallones.
El precio depende de factores como el modelado y la pintura, que siempre se hace a mano. Españoles como Gallardo e italianos como Ruina o Cannone están en la élite del modelismo. Son pocas las mujeres que hay en este arte, pero están adquiriendo notoriedad las rusas de la escuela de arte de San Petersburgo. Una figura histórica de calidad es fácil que cueste en torno a 100 euros. En el caso de las antigüedades la cosa se complica. Barreira afirma que 'hay que haber mirado mucho para saber comprar'. Las tiendas especializadas desaparecen y el mercado se mueve, sobre todo, en internet. Barreira afirma que 'ahora hay más oferta de miniaturas que demanda', al tiempo que aclara que 'no se trata de una afición masificada, aunque hay mucho comprador de plomo'. Es decir, quienes optan por figuras sin pintar y que por falta de tiempo nunca pintarán. Pero basta con observar de cerca un soldadito para ver que no es sólo tiempo lo que hace falta. Por cierto, que de plomo nada. Este metal tóxico hace décadas que se sustituyó por el estaño. Barreira lleva siete años al frente de la tienda El Infante, en la calle Alcántara, 35 (Madrid), pero fue hace 25 años cuando le entró el gusanillo por los soldaditos. Estudiaba empresariales en Inglaterra y al ver el mercado que allí había volvió a España y montó Barreira Militaria, un piso en la calle Mayor en la memoria de muchos treintañeros (el coleccionista medio actual) que hoy miman su colección iniciada con figuras que Barreira traía de Londres o que pintaban aficionados como los hermanos Fernando y Carlos Andrea. Fernando se hizo oficial de la marina y Carlos, arquitecto y economista. En 1983 volvieron a su pasión y fundaron Miniaturas Andrea. Su fábrica, en Alpedrete (Madrid), está en la vanguardia de la creación y vende en los cinco continentes. Entre el equipo de modelistas y de pintores hay jóvenes ingenieros que hoy viven de su afición. Los próximos 17 y 18 de abril organizan el III Torneo Internacional de Figuras León Rampante. Todavía no tiene el reconocimiento del concurso de Folkestone (Reino Unido), pero todo llega.
Andrea fabrica en serie con mimo artesanal
Los modelistas de Andrea hacen a mano el prototipo con pasta de esculpir. La figura se desmembra y se inserta en discos de vinilo. Se hace el huecovaciado y se obtiene el molde maestro.Los discos maestros (galletas en argot) se introducen en un horno. Se vierte una aleación a base de estaño y tras un minuto a 400 grados en movimiento giratorio (para así repartir el estaño en los huecos) salen las figuras.Un solo soldadito pasa a los pintores. Este modelo sirve para dar las pautas al cliente de cómo tratar la figura comprada en bruto.