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'Telecos'

Ericsson cambiará sus derechos de voto para agilizar la gestión

El fabricante sueco de equipos de telecomunicaciones Ericsson anunció ayer los términos del cambio de derechos de voto entre sus accionistas, con el que espera agilizar la gestión y acabar con el poder de dos grupos inversores.

La operadora contaba con dos tipos de títulos, las acciones de clase A y las acciones de clase B. Hasta ahora, las primeras, mucho menos numerosas e ilíquidas, valían un voto cada una. Las acciones de clase B, por el contrario, no suponían más que una milésima de voto, es decir, que habría que juntar mil títulos para sumar un voto.

A partir de finales de año o a principios de 2005, los títulos A seguirán valiendo un voto cada uno. Sin embargo, las acciones B pasarán a pesar una décima parte de un voto. Este cambio diluirá el peso de las acciones de clase A de un 97,7% de los derechos a un 46,9%.

Los inversores del primer fabricante mundial de equipos de telecomunicaciones se habían quejado largamente de esta distribución de los derechos, que imposibilitó, a su entender, que se tomasen decisiones rápidas durante los años de pérdidas entre 2001 y 2002.

Se da la circunstancia que la mayor parte de las acciones de clase A están en manos de dos grupos. Por un lado se encuentra un pool de inversores agrupados en torno al banco Svenska Handelsbanken. Por el otro, la familia Wallenberg.

Esta distribución de los derechos data de 1928. Entonces, la familia Wallenberg salvó de la quiebra al imperio que había creado Ivar Krueger, máximo accionista en aquel entonces de la compañía. Los Wallenberg y su banco, SEB, tomaron gradualmente participaciones en la compañía a cambio de la asunción de las deudas.

Gracias a sus acciones de clase A, ambos grupos controlaban casi el 83% de los votos pese a contar únicamente con el 10% del capital.

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