La Bolsa prolonga la euforia tras ganar el 41% en el último año
La Bolsa española marcó ayer su cuarto máximo del año consecutivo. Subió un 0,55% y superó la cota de los 8.200 puntos. Tras estos ascensos, el principal índice de la Bolsa española acumula una revalorización del 41% en 12 meses y del 51% desde los mínimos de 2003.
Alan Greenspan sabe cómo complacer al mercado. Aunque tampoco es una tarea en exceso complicada. Basta con señalar que la economía marcha bien pero que los tipos de interés no se van a mover del 1% en el que se encuentran ahora, el nivel más bajo en 46 años. Así, las Bolsas retomaron el miércoles el pulso alcista y ayer, aunque los datos de subisidio de desempleo en EE UU enfriaron los ánimos, se prolongó el rosario de máximos.
El 0,55% que avanzó el Ibex 35 fue el registro más brillante de los mercados europeos. Además, fueron los valores de capitalización mediana los que más tiraron del mercado, pues Telefónica y BBVA cayeron, mientras Santander apenas avanzó. Por el contrario, TPI subió el 7,51% al disparar su dividendo, Arcelor el 5,3% y Altadis el 4,57%. Endesa y Repsol ganaron más que el mercado, mientras el volumen de negociación arrojó cifras positivas, de 1.800 millones de euros sin tener en cuenta operaciones especiales o de bloques.
Balance positivo
Los 8.242,3 puntos a los que cerró el Ibex 35 suponen el nivel más alto desde abril de 2002. Acumula el Ibex 35 una revalorización interanual -en los últimos 12 meses- del 41,1%, un registro digno de etapas de bonanza. Valores como Sogecable registran revalorizaciones del 369%, mientras Prisa e Iberia más que duplican. De entre los grandes, Santander se revaloriza un 68% y, en el Ibex 35, sólo Inditex baja. Un 22,6%.
Las perspectivas de los analistas enlazan con el comportamiento de los mercados últimamente. Ningún experto se atreve a aconsejar vender, pues hay miedo a perderse nuevas alzas. Pero proliferan las señales de cautela. De este modo, la Bolsa encadena un máximo tras otro con pies de plomo; con revalorizaciones que rara vez superan el 1% pero que, por eso mismo, hacen que los inversores se resistan a la tentación de la toma rápida de beneficios. Esta baja volatilidad refleja un mercado tranquilo en el que, además, no hay incentivo a esperar a que la Bolsa caiga para comprar, pues los rangos de fluctuación son muy estrechos.
'La sensación es positiva. El dinero está entrando en el mercado y, además, los resultados empresariales y operaciones como la de Disney animan el parqué', explica Joan Bonet, de Crédit Suisse. El mercado, en todo caso, y tras cuatro máximos consecutivos, podría ceder en las próximas sesiones a la tentación de las ventas, máxime cuando la Bolsa de Estados Unidos corrigió posiciones en la sesión de ayer.
Petróleo
El auge inesperado de la demanda de petróleo, sobre todo en los países no OCDE, ha llevado a Merrill Lynch a elevar sus previsiones del precio por barril en el primer trimestre de 28 a 32 dólares para el WTI, el crudo de referencia en EE UU, que suele cotizar un dólar por encima del brent, el referente europeo. La nueva situación lleva a Merrill Lynch a elevar un 19% el beneficio por acción previsto para el conjunto del sector en el primer trimestre.
Perspectivas Estabilidad en los tipos de interésestados unidoszona euro
La famosa coletilla que añadía Alan Greenspan a sus discursos, ese 'considerable periodo de tiempo' durante el que iba a mantener bajos los tipos, desapareció en la última reunión. Algo que enlazaba con las perspectivas de meses anteriores, que apuntaban a un repunte alrededor de marzo. Pero, para cuando la Fed retiró la coletilla, los mercados ya habían retrasado a septiembre el movimiento. Ahora, para calmar los ánimos, el presidente de la Reserva Federal, afirma que no tiene prisa por mover ficha. Si, además, se tiene en cuenta que este es un ejercicio electoral en Estados Unidos, la decisión puede aplazarse a fin de año.la apreciación del euro respecto al dólar ha trastocado las tesis sobre los tipos de interés en la zona euro. La parsimonia de la mejora económica en Europa posponía cualquier apuesta sobre un endurecimiento monetario. El alza del euro frente al dólar ha reafirmado la necesidad de una política monetaria expansiva, para compensar el enfriamiento que produce una moneda fuerte. Con todo, el Banco Central Europeo se limita a observar y, de hecho, esta semana el influyente economista jefe, Otmar Issing, ha descartado mover los tipos de interés para compensar el efecto divisa.