Montsalvatge y Ravel, en el Liceo de Barcelona
El Gran Teatro del Liceo pondrá en escena el próximo lunes las óperas Babel 46, de Xavier Montsalvatge, y L'enfant et les sortileges, de Maurice Ravel, un doble programa que se estrena por primera vez en el teatro barcelonés.
Este doble estreno se inscribe dentro de la política del coliseo barcelonés de programar las óperas del siglo XX que aún no han sido estrenadas en Barcelona. De la dirección musical de ambas óperas se encarga Antoni Ros Marbá, mientras que de la dirección de escena se ocupa Jorge Lavelli.
Ros Marbá recordó ayer, durante la presentación de ambas óperas, que Montsalvatge llevó su ópera a un concurso, del que era jurado el propio director de orquesta, y que el premio quedó desierto. 'Creo que el jurado no estuvo a la altura de las circunstancias. Fue un veredicto injusto y equivocado', afirmó ayer el director.
Para Ros Marbá, Babel 46 marca un punto importante en la creación de Montsalvatge, de cambio estético en su carrera como compositor.
'Montsalvatge siempre mantenía su propia estética (musical); cuando hacía música dodecafónica no tenía nada que ver con la dodecafónica de la Escuela de Viena', añadió Marbá.
A su juicio, Babel 46 tiene un gran contenido dramático, un punto de ironía que se refleja en el tratamiento de la orquesta y sorpresas en la composición.
Ros Marbá señaló que Montsalvatge fue un gran admirador de Ravel 'pero curiosamente no se parecen' y comentó que en L'enfant et les sortileges hay partes de la orquesta que tienen 'un punto virtuoso', pero que la orquesta sólo toca junta cuatro o cinco veces en toda la composición.
Para el director de escena, Jorge Lavelli, Babel 46 tiene un buen punto de partida ya que Xavier Montsalvatge es autor del libreto y de la música, lo que le permite 'cierta libertad'.
Cada uno de los personajes de la ópera canta en su idioma en una obra que está situada tras finalizar la II Guerra Mundial 'y existe el miedo a una nueva guerra y a las cosas no resueltas durante el conflicto que ha finalizado'.
Para Lavelli, el hecho de mezclar las lenguas en esta ópera 'nos habla de cierta modernidad, de una renovación tras el dominio de la ópera del italiano, el alemán y el francés'.