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Las plantas españolas deben moderar costes

El primer ejecutivo de Arcelor confía en las plantas españolas del grupo pero les solicita un esfuerzo adicional. La siderúrgica no se ha planteado desinversiones en nuestro país a pesar de la conflictividad laboral que se produjo en Avilés por la huelga de los trabajadores de las empresas subcontratistas.

'No hemos pensado vender nada -señala Dollé-, pero situaciones como la huelga del año pasado no se pueden soportar regularmente. Hay que continuar con la reducción de costes y mejorar la productividad. Es lo que hacemos en España y en otros países donde tenemos factorías'. Lanza un mensaje de tranquilidad, pero a la vez apuesta por mantener la tensión. Dollé se explica con contundencia al señalar que 'nunca, por desgracia, podemos relajarnos. El año 2003 fue bueno para los productos largos y 2004 lo será para los productos planos fabricados en España'.

El futuro de estas fábricas parece asegurado y Arcelor está estudiando inversiones en España en nuevas líneas de producción. Así asegura que 'algún día' tendrán que invertir para suministrar a los fabricantes de automóviles, pero a renglón seguido añade que estas inversiones 'están en fase de proyecto y no tomaremos una decisión este año'.

Dollé se muestra optimista sobre la evolución futura de la ACB, ubicada en Sestao (Vizcaya), una compañía a la que el incremento del valor de la chatarra 'que se paga a precio de oro' y que es su principal materia prima está penalizando su cuenta de resultados. 'El alza de los precios le ha dado un balón de oxígeno. Creemos en la ACB y para demostrarlo están los esfuerzos financieros realizados para duplicar su capacidad de producción'.

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