El Juli, estrella de la temporada taurina
Julián López, El Juli, vuelve a ser, un año más, el torero sobre el que se posarán gran parte de las miradas. El madrileño es la principal figura del toreo, el diestro que más cobra, el que más exige a las empresas y, lógicamente, el más exigido por los aficionados. En este sentido, el nuevo curso taurino no va a mostrar grandes novedades respecto a las últimas temporadas. Instalado ya en lo más alto del toreo, El Juli debe hacer frente a una doble responsabilidad: la de mantener su posición de dominio y la de satisfacer las exigencias de una afición que, pasado ya el primer deslumbramiento, cada vez le enjuicia con mayor dureza.
Así sucedió el año pasado, cuando no siempre le fueron reconocidos los esfuerzos que hizo en una temporada planteada sobre la base de los grandes retos. Julián López se encerró con seis toros en Madrid y en Zaragoza, entre otras plazas, y aunque ambos compromisos se saldaron de manera positiva, el celebrado en Las Ventas debió dejarle un sabor agridulce. El Juli conoció ese día el peso de la púrpura, vestido con los ropajes de la exigencia, la que siempre muestra la afición de Madrid con los toreros que ya han alcanzado la cima del toreo.
No obstante, algo sí ha cambiado en 2004. El Juli sigue arriba, sin duda, pero cada vez está menos solo. En 2003 surgieron otros toreros que demostraron capacidad y deseos de llevar sobre sus hombros el peso de la temporada. Por un lado están los jóvenes, una generación de matadores que comanda César Jiménez, y en la que están integrados Matías Tejela, El Fandi y Miguel Abellán, entre otros muchos. Jiménez realizó el año pasado una temporada muy importante, aunque aún no se ha presentado en Madrid como matador de toros, y ese será un trago que deba pasar en el próximo mes de mayo.
Entre los jóvenes valores destaca César Jiménez, mientras Enrique Ponce es líder entre los veteranos
En 2003 destacó también un grupo de toreros artistas, liderados por Morante de la Puebla y Javier Conde. Su estabilización en las ferias sería interesante, porque añadiría un toque de distinción a unos abonos a veces rutinarios.
El diestro valenciano Enrique Ponce es el ejemplo más logrado de regularidad en la cima del toreo. Figura desde casi nada más tomar la alternativa, en marzo de 1990, su trayectoria no ha sufrido sobresaltos graves. A su innata maestría le ha faltado el dramático desgarro de José Tomás, o la juvenil rebeldía de El Juli; sin embargo, todo ello lo ha compensado con una casi increíble capacidad para estar bien con la inmensa mayoría de los toros. Ponce es, hoy por hoy, alejado ya de la necesidad de liderar el escalafón de matadores, un joven veterano, maestro poderoso y artista, líder no cuestionado del grupo de toreros veteranos. No hay feria a la que Ponce no acuda, lo mismo que no hay corrida en la que no se le reconozca su privilegiada posición en el toreo. Probablemente, el valenciano disfruta de la tranquilidad que da saber que el peso de las máximas exigencia y responsabilidad ya no recae sobre sus espaldas.
Desde hace años viene leyéndose y oyéndose que la fiesta está en crisis. Y, sin embargo, ahí sigue, celebrando cada temporada más festejos. En 2004 se organizaron en España y Francia un total de 2.208, entre corridas de toros, novilladas y espectáculos de rejoneo, ocho más que en 2003 y 350 más que diez años antes. Esa tendencia levemente al alza, pero siempre mantenida, se sustenta tanto en las grandes ferias como en los pequeños festejos. La temporada en Madrid, de marzo a octubre, se salva por el abono de San Isidro, pues en los festejos fuera de feria la asistencia de público es minoritaria. Y lo mismo ocurre en el resto de las plazas, que en su mayoría han limitado su actividad a los abonos, y que suelen tener un gran esplendor. Fuera de feria, en cambio, la situación es muy distinta. Para esta temporada, recién comenzada en Valdemorillo, se espera, al menos, que se mantengan las cifras del año pasado.
Calendario
Marzo Las Fallas de Valencia y la Magdalena de Castellón.Abril Ferias de Sevilla y de Arles (Francia).Mayo Los abonos de San Isidro, Córdoba y Nimes (Francia).Junio Ferias de San Juan y San Pedro: Alicante, Burgos, León, Granada y Soria.Julio Sanfermines de Pamplona, San Jaime en Valencia y abono de Santander.Agosto El mes taurino por excelencia, con ferias como las de Bilbao, San Sebastián, Almería, Málaga, Huelva y, en Francia, las de Bayona y Dax.Septiembre Las ferias del cereal y la vendimia: Salamanca, Valladolid, Albacete, Nimes, Murcia y el abono de San Miguel de Sevilla.Octubre Las importantes ferias de otoño y del Pilar, en Madrid y Zaragoza. La de Jaén cierra la temporada.
José Tomás o la ausencia
La sorpresiva retirada de José Tomás nada más finalizar la temporada de 2002 dejó huérfana a una parte muy considerable de la afición. Primero fue su llegada a la fiesta, un auténtico ciclón de pureza que removió los cimientos de un espectáculo que discurría por aguas tranquilas. José Tomás mostró una manera de torear que no era nueva, pues sus lejanas reminiscencias manoletistas estaban filtradas en el tamiz de Antoñete y César Rincón. En éstos estaba ya su cite a larga distancia, siempre metido en el terreno del toro; en Manolete, la verticalidad y la naturalidad casi absolutas. Sin embargo, lo mejor de todo era que José Tomás no se parecía a ninguno de los toreros citados. Su personalidad arrolladora era el principio y el final de su tauromaquia.José Tomás se fue sin decir adiós y, como desde entonces no hecho declaraciones, en su interior se oculta el secreto mejor guardado del toreo: el del día de su regreso a los ruedos.