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Escándalo

El parlamento italiano aprueba el decreto para salvar Parmalat

El parlamento italiano ha aprobado hoy, con los votos de la mayoría gubernamental, el decreto-ley para ayudar a las empresas financieras en dificultades, elaborado por el Gobierno para salvar a la alimentaria Parmalat de su grave crisis. Esta norma pone en manos del comisario extraordinario nombrado por el Ejecutivo, Enrico Bondi, diversas potestades y mecanismos para tratar de sanear la compañía y proteger sus actividades, amenazadas por un agujero de más de 14.000 millones de euros.

Durante su tramitación parlamentaria, que debe terminar ahora en el Senado, se han introducido algunos cambios de matiz en el marco legal elaborado por el ministro italiano de Industria, Antonio Marzano, como la prerrogativa del comisario designado de llegar a acuerdos con los acreedores. El decreto-ley, aprobado el pasado 23 de diciembre, nada más salir a la luz el escándalo de Parmalat, tiene como objetivo "simplificar" y hacer más rápida la intervención en las empresas en dificultades con más de 1.000 empleados y una deuda superior a los 1.000 millones de euros.

Italia notificó esta iniciativa a la Comisión Europea a comienzos de este mes y está a la espera de una respuesta sobre su compatibilidad con la leyes de la competencia, a las que al parecer se ajusta, según dijo hoy desde Bruselas el portavoz del comisario responsable de esta materia, Mario Monti.

Mientras los jueces siguen la investigación e interrogan a los nueve directivos de Parmalat en prisión, no cesa el debate sobre las presuntas responsabilidades de los organismos de control, en particular el Banco de Italia, por no detectar a tiempo las "maniobras" financieras que se estaban llevando a cabo.

A atizar esta polémica contribuyó hoy el fiscal general del Tribunal de Cuentas, Vincenzo Apicella, quien dijo que "el crack de Parmalat era un desastre anunciado, porque la palabra control desde hace 20 años era impronunciable y quien lo hacía se arriesgaba a que lo consideraran un retrógrado". Apicella subrayó que el hundimiento del grupo agroalimentario es un episodio de "inmensa gravedad, que ha supuesto una caída en picado de la imagen global de las empresas italianas en el extranjero".

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