Cocineros convertidos en prósperos empresarios
Fueron cocineros antes que grandes empresarios. Desde los fogones han pasado a dirigir imperios gastronómicos que llevan sus nombres. Ferrán Adriá, Martín Bereasategui y Karlos Arguiñano son algunos de los miembros más activos de este club. El último capricho del chef catalán con mayor proyección internacional se llama Fast Good, un concepto que pretende compatibilizar comida rápida y calidad, en colaboración con NH Hoteles. El primer establecimiento se instalará en la esquina del hotel NH Eurobuilding de Madrid. Adriá considera esta iniciativa 'un experimento sociológico para descubrir si la gente está dispuesta a pagar un poco más por comer mejor'.
Este cocinero tiene también tiempo para escribir libros. Ultima la salida al mercado de un nuevo volumen que recoge todas las recetas de sus veinte años de trayectoria. Paralelamente, dedica sus esfuerzos a uno de los proyectos que más ilusión le hace: la creación de una escuela de cocineros, con el respaldo de Caixa Manresa. El centro, que se ubicará en un viejo monasterio, tendrá vocación docente pero ante todo se dedicará a la investigación en el mundo de los sabores.
Bajo la marca El Bulli continúan su andadura un hotel, un taller y un servicio de catering. En el restaurante de Rosas (Gerona), tres telefonistas que se encargan de recordar que ya no se admiten reservas, pese a los 130 euros que, como mínimo, cuesta comer.
Por su parte, Martín Berasategui ha dado el salto desde Lasarte (Guipúzcoa) a los restaurantes del Museo Guggenheim de Bilbao y al del Kursaal de San Sebastián. Además de sus colaboraciones en prensa y de varios libros a sus espaldas, realiza anuncios televisivos para la firma Danone.
El pionero de este movimiento que ha situado a los cocineros en las listas de éxito se llama Karlos Arguiñano. Fue el primero en España en popularizar la cocina a través de los programas de televisión y en enganchar a la audiencia. Posteriormente hizo lo mismo en Argentina, desde donde regresó para aterrizar en Televisión Española.
En Zarautz (Guipúzcoa) mantiene un hotel y un restaurante donde una comida supera los 60 euros. Además, participa en una productora de llamada Asergace que ya ha realizado incursiones en el mundo del cine y del deporte. Otra de las ramificaciones del negocio es el asesoramiento. Se trata de colaboraciones con otros restaurantes, generalmente en ciudades distintas al lugar donde tienen sus casa de comidas de lujo. Por ejemplo, Ferrán Adriá asesora al restaurante de El Casino de Madrid, mientras que Berasategui hizo lo propio con El Amparo.
Todos son conscientes del tirón de sus nombres, no sólo en España sino también en el extranjero, y ya hay un incipiente número de turistas que se mueven atraídos por la gastronomía. Esto es lo que sucedió en Francia hace unos años y ahora España se ha transformado en un serio competidor. Estos turistas con alto poder adquisitivo se han convertido en uno de los principales objetivos de las agencias de viajes.
Además de escribir libros, Martín Berasategui colabora con Danone y Karlos Arguiñano participa en la productora Asergace