Samsung intentó externalizar producción antes de cerrar
Samsung negoció con Comelta, uno de sus proveedores de circuitos electrónicos, traspasarle en septiembre pasado una línea de producción de pantallas planas TFT de la planta de Palau Solità i Plegamans (Barcelona), incluyendo a 25 trabajadores del grupo coreano. La propuesta de externalización, realizada sólo tres meses antes del cierre de la factoría oficializado la semana pasada, no llegó a concretarse, según afirmaron fuentes del sector.
Otro proveedor, Mobles Herms, instaló en las mismas fechas una línea de fabricación para Samsung, que prestó trabajadores para que estuviera a punto para la campaña de Navidad. Las mismas fuentes señalaron que Samsung justificó las dos propuestas argumentando que tenía que aumentar producción para abastecer la demanda navideña, pero 'ahora hemos visto que se trataba de un intento desesperado para reducir costes internos y evitar el cierre'.
La matriz coreana de Samsung exigió el año pasado a la filial española una reducción de costes internos del 50%, debido a la progresiva pérdida de rentabilidad del centro de producción español. Entre los proveedores de electrónica de consumo ubicados en las comarcas barcelonesa del Vallès ha quedado una sensación de malestar por el 'estilo' con que el grupo coreano ha planteado la crisis industrial. 'No se pueden encargar pedidos tres meses antes de cerrar, porque corren peligro muchos puestos de trabajo, teniendo en cuenta que es un sector que cada vez más tiende a externalizar más producción', señalaron.
Tras el cierre de Samsung, quedan cuatro multinacionales con presencia industrial: Sony, Sharp y Panasonic en Cataluña, y Sanyo en Tudela (Navarra). Sharp ha aumentado la producción de pantallas planas y Sony mantiene su nivel de producción. Panasonic ha desviado una gama de aspiradoras a China.