Inversores de EE UU se lanzan a comprar campos en Japón
Los tiempos cambian, los fondos de pensiones estadounidenses han vuelto su mirada hacia Japón y, más concretamente, a la industria del ocio derivada de la práctica del golf. Apenas hace una década eran los japoneses quienes compraban complejos golfísticos en Pebble Beach, en California, y estaciones de esquí en Colorado. Ahora son las empresas americanas las que compran firmas arruinadas en Japón.
El grupo Goldman Sachs se ha convertido en el mayor operador golfístico de Japón al pasar a controlar 70 campos, seguido por Lone Star, un poderoso fondo de inversión de Texas, que cuenta con 39 recorridos de golf y que plantea incrementar su número de un modo considerable. En los últimos seis meses los americanos han comprado hoteles, apartamentos, campos de golf y sus áreas residenciales en el momento que la economía nipona se lo ha permitido. El análisis es claro: son baratos y la demografía está a su favor. Los americanos son los primeros inversores de Japón, muy por delante del capital de otros de países, con 9.200 millones de dólares.
Durante la próxima década se calcula que diez millones de japoneses se jubilarán. Controlar el destino de sus ahorros, que ascienden a 500 millones de dólares, es el objetivo. ¿Cómo?, incentivando los viajes interiores para que conozcan y disfruten de estas zonas residenciales construidas alrededor de los campos de golf, un deporte que los japoneses adoran y que hasta ahora ha practicado una cierta clase acomodada.
Áreas exclusivas construidas frente a las playas del océano Pacífico. 'Nuestra intención es convertir Japón en un gran destino de ocio', dice Michael F. Glennie, ex director del Waldorf Astoria de Nueva York y nuevo responsable ejecutivo del Phoenix Seagaia Resort, un complejo situado lejos del centro de Japón, por lo que la operación fue considerada arriesgada por una parte del grupo. Kurt Michelsen, que dirige las operaciones del departamento de golf, advierte que la existencia de 20 millones de golfistas que residen en un radio de dos horas de vuelo desde Seúl, Shanghai, Taipei o Tokio les garantiza la inversión.
Los ejecutivos japoneses que han sido incorporados al proyecto viajaron hasta Corea del Sur con la finalidad de dinamizar aquel mercado. Ahora el 10% de los visitantes que llega a Seagaia proceden de aquel país, una nación que cuenta con cinco millones de golfistas que pugnan por conseguir hora para jugar en uno de los 168 campos ubicados en su territorio.
En el año 2001, Ripplewood Holdings pagó 125 millones de dólares por el complejo de Seagaia, de 100 hectáreas, situado en la isla semitropical de Kyushu, dirigida por Starwood Resorts del grupo Sheraton. El recinto cuenta con un total de 99 hoyos de golf, cuatro hoteles, uno de ellos de 45 pisos y 753 habitaciones, dos casas club, un centro de convenciones y uno de los mayores balnearios del mundo.
Como contraprestación a la deuda que arrastraba la anterior empresa y con la finalidad de salvar el mayor número de puestos de trabajo posibles, Ripplewood invertirá otros 125 millones de dólares en poner al día todas las instalaciones. En número de empleos, sin embargo, pasó de 2.400 a 1.400.
Este recinto se ha hecho tan popular, que los greenfees que se abonan por jugar una vuelta ascienden a 300 dólares. El negocio que generan las reuniones de empresa y las fiestas familiares hacen prever a los ejecutivos de Ripplewood que el próximo ejercicio comenzarán a conseguir beneficios.