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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Regalar dinero no sirve para nada

Subir los tipos de interés para evitar la deflación. Esta aparente paradoja la plantea un banco de inversión suizo en un informe de ayer mismo. Explica que no lleva a ninguna parte regalar el dinero de cara a asegurar una recuperación estable a medio plazo, porque una situación así solamente llevaría a la creación de una o varias burbujas financieras cuyo estallido provocaría, en una economía ya debilitada por la crisis que todavía dura, efectos demoledores. Es decir, deflación.

Suena un poco agorero. Sobre todo porque ahora las cosas parecían marchar algo mejor. No está la economía mundial para tirar cohetes, pero los datos y las vibraciones son mejores que hace un año. Ahora bien, tampoco es la primera vez que un economista o un banco de inversión expresa su temor a que la crisis se cierre en falso y siente las bases de un descalabro aún mayor en 2005 en 2006.

¿Cuándo habría que elevar los tipos para evitar una burbuja? Este año, según Credit Suisse. Es un escenario que está en la mayor parte de los informes de análisis, y hasta hace bien poco el mercado se ponía como fecha clave marzo de 2004. Quedaba muy bien esta previsión cuando marzo de 2004 estaba lejos, pero ahora que está a la vuelta de la esquina, la tarea se va dejando para otro día.

En todo caso, el mensaje es claro. Alan Greenspan haría un flaco favor a la recuperación si se obceca en mantener su política de tipos extremadamente bajos y no modifica esa coletilla de que los dejará tal y como están 'un considerable periodo de tiempo'.

Se agradece en gran medida que desde la banca de inversión lleguen mensajes que vayan un poco más allá de la próxima oleada de resultados empresariales o de la lectura de los indicadores técnicos sobre el Standard & Poor's. Pero, lamentablemente, este tipo de mensajes tienen poco predicamento en el mercado actual.

De los polvos del cortoplacismo vinieron los lodos de la burbuja tecnológica y la crisis actual. No se trata, ahora, de buscar culpables entre quienes jalearon la euforia de Internet desde el corazón de Wall Street. Pero, ya que Greenspan se equivocó -o no tuvo otro remedio por la amenaza al sistema financiero que supuso la crisis rusa- al inflar una burbuja, sería una burla que repitiese la jugada. Sobre todo cuando su argumento a la hora de mantener los tipos de interés donde están es, precisamente, el de evitar una espiral deflacionista.

La situación, por el momento, es distinta en Europa, puesto que los tipos están más altos que en Estados Unidos y la capacidad del BCE para alimentar burbujas es sensiblemente menor que la de la Fed.

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