Japón estrena las verduras con etiqueta inteligente
En plena crisis alimentaria mundial, el Gobierno japonés y un grupo de empresas formado por Fujitsu, NEC, el líder de telefonía móvil NTT Docomo y Ping Change, filial de Matsushita Electric Industrial, han puesto manos a la obra. Tres supermercados han comenzado a vender verduras (nabos y coles) adornadas con etiquetas inteligentes que permiten conocer el origen de los alimentos y los rastrea a lo largo de la cadena de distribución, siguiendo su pista. El experimento, que durará cuatro semanas, está impulsado por un consorcio denominado el T-Engine Forum, una plataforma informática para el procesamiento de datos a alta velocidad y el desarrollo de chips y programas para aparatos digitales de uso doméstico.
El nuevo sistema, denominado TRON, exige que las verduras cuenten con un circuito integrado o chip de 0,4 milímetros y una antena transmisora a través de la cual se realiza el seguimiento del producto. Cada vez que las verduras se venden a cualquier minorista se adjunta un nuevo circuito integrado y por medio de un escáner instalado en el comercio los consumidores pueden conocer hasta la identidad del agricultor que los cultivó. Una labor digna del mejor detective.
El programa, que está financiado por el Ministerio de Agricultura japonés y cuenta con el respaldo del Departamento de Economía bajo el mando de Heizo Takenaka, es experimental, y podrá ser ampliado dependiendo de su aceptación entre el público.
La iniciativa supone un paso adelante en el control de los alimentos y marca una gran distancia con lo que se está haciendo en otros lugares. Por ejemplo, a partir del año 2005 en la Unión Europea será obligatorio que todos los alimentos, además de incorporar en las etiquetas las fechas de envasado y caducidad junto a la composición del producto, contengan información que certifique todos los pasos seguidos en el procesamiento, al igual que su origen (genéticamente modificado o no).
Esta iniciativa, denominada trazabilidad, implica un rastreo y seguimiento, y su objetivo es clarificar las responsabilidades de los distintos operadores que participan en la cadena en caso de que haya problemas. En definitiva, se trata de un DNI del producto.
La trazabilidad surge como consecuencia de los cambios en los gustos de los consumidores que se vienen detectando en los últimos 30 años y como una forma de recuperar la confianza tras los brotes de enfermedades como la gripe de los pollos, la encefalopatía espongiforme bovina (mal de las vacas locas) y la neumonía atípica. Estos problemas han puesto en alerta a los consumidores y por ello las autoridades han optado por sistemas que garanticen el buen estado de los productos en venta.
La adopción de estas medidas viene también impulsada por el hecho de que los consumidores de mayor poder adquisitivo priorizan cada vez más los factores que no son estrictamente económicos a la hora de comprar. Esta información no puede olvidarse a la hora de dibujar la estrategia de venta de cualquier producto.
En España, diferentes compañías se han adelantado a la futura normativa europea y, aunque sin llegar al detalle de los japoneses, por iniciativa propia incluyen información adicional. Aceites Borges ofrece el DNI de sus aceites a través de un etiquetado transparente que incluye la zona de procedencia de las aceitunas, la fecha y lugar de molturación, el nombre del productor, los litros envasados con el mismo número de lote, la fecha de envasado, el grado de acidez y la puntuación y notas obtenidas en la cata.
También la industria cárnica ha apostado por este sistema. Así, firmas como Arcadie, Ahold, Ahorramás, Campofrío, Caprabo, Carrefour, Dia, El Corte Inglés, El Pozo Alimentación, Frimancha, Facsa, Fribin, Incarlopsa, Lomesa, Mafrica, Mercadona y Vallcompanys han participado en el desarrollo de esta herramienta. El sector hortofrutícola trabaja por el mismo camino.
Empresas como Fujitsu, NEC, NTT Docomo o Ping Change participan en la iniciativa promovida por el Gobierno