Navegar a todo lujo
Como el pregonero de la reactivación económica, el próximo día 12 el Queen Mary 2 zarpará del puerto de Southampton rumbo al Caribe, llevando a bordo su capacidad máxima de 2.620 pasajeros. Esto incluye los ocupantes de las dos suites imperiales, cuya tarifa asciende a 20.000 libras (29.000 euros) por persona por un crucero de 15 días. El paquebote que ayer fue botado oficialmente por la reina Isabel II representa todo un canto al gigantismo: el más colosal, el más costoso y el más lujoso leviatán que jamás haya navegado por los mares.
El Queen Mary 2 desplaza 150.000 toneladas, mide 345 metros de eslora y 41 de manga, con una capacidad para casi 3.000 pasajeros y 1.238 tripulantes. El buque dispone de 250.000 metros cuadrados de moqueta, 3.000 teléfonos, 343 etiquetas en las cartas de vinos de sus 6 restaurantes y 14 bares, sin olvidar 5 piscinas y hasta un planetario.
Tan colosales son las dimensiones de este buque que su casco negro ocupa, e incluso sobresale sobre todo el muelle de Southampton, uno de los mayores puertos del país. A unos 200 metros del punto de embarcación, el Queen Mary 2 más bien se parece a un enorme bloque de pisos flotante. Hasta los botes salvavidas que cuelgan del casco son en realidad grandes embarcaciones con capacidad para más de 100 pasajeros cada uno.
Es el más costoso y lujoso buque que jamás haya surcado los mares
Una vez a bordo, el pasajero recorre unos pasillos adornados con fotos de estrellas de cine de los años treinta y cuarenta, hasta llegar al salón principal, lujosamente enmoquetado, de seis pisos de altura, donde unos mozos uniformados esperan a la hora del cóctel con bandejas de champán y canapés del mayor surtido del mundo de caviar. Pero desde los mismos televisores interactivos de los camarotes se puede pedir refrescos de cualquier tipo o hasta reservar una sesión en el gimnasio. Los camarotes sorprenden por su sencillez y su decorado sumamente funcional, sin pretensiones de estilos de época. Hasta en las grandes suites, con su dormitorio, sala de estar y despacho, más otras dependencias, según la categoría, predomina lo práctico sobre lo elegante.
El restaurante principal, que ocupa toda la manga del barco, está distribuido alrededor de un enorme atrio a tres niveles cuyo objetivo es evitar la sensación de aglomeraciones a la hora de comer. Para los pasajeros de lujo se ha creado otro restaurante, el Queen's Grill, decorado en oro, con capacidad para 200 comensales.
El teatro, Royal Court Theatre, con sus 1.094 butacas, ofrece representaciones de las últimas obras en cartelera. El Queen's Room es un salón de 100 metros cuadrados con un techo de siete metros, del que cuelgan candelabros de cristal de Bohemia.
Hasta el próximo mes de abril el Queen Mary 2 se dedicará a los viajes de crucero por el Caribe, puesto que el tamaño del buque no permite su paso por el canal de Panamá. A partir de esa fecha el buque iniciará la primera de sus 15 travesías transatlánticas anuales entre Southampton y Nueva York.
Un viaje por el mar en un buque de gran lujo como el Queen Mary 2 se ha convertido en la ilusión de muchas personas. Como lo explica el capitán del buque, Ronald Warwick, un veterano de más de 30 años con Cunard: 'Cuando atracamos o zarpamos de cualquier puerto del mundo, el público que acude al muelle para saludar al Queen Mary 2 no ve pasar un simple buque, sino un sueño'.
Un coloso con muchos detalles
El 79% de los camarotes dispone de balcón privado.Las obras de arte en la galería están valoradas en más de 3,5 millones de libras (5,07 millones de euros).El buque dispone de una academia cultural patrocinada por la Universidad de Oxford.Se espera vender 230.000 botellas de vino al año y durante su viaje inaugural se consumirán más de 7.000 botellas de champán.La biblioteca es la mayor que existe en alta mar, con 8.500 libros y 100 CD-Rom. La bodega es también la mayor del mundo marino.Las suites imperiales cuentan con ascensor privado.Sus 14 cubiertas equivalen a la altura de un edificio de 23 plantas.Los lavabos contienen papel higiénico suficiente como para envolver el mundo unas cinco veces.