El desliz de los datos de empleo

Una de las cosas que mejor hace el Gobierno es distribuir la información estadística a su antojo y en beneficio propio. Sin embargo, alguna vez se equivocan y deben recurrir a la buena fe del mensajero. El pasado domingo, los responsables del Ministerio de Trabajo debían enviar una convocatoria, por medio de un correo electrónico, a los periodistas que habitualmente cubren la información laboral para que acudieran el lunes a la rueda de prensa donde se facilitan los datos del paro registrado y la afiliación de diciembre y el balance anual. Pues bien, la persona encargada de enviar el correspondiente e-mail sufrió un pequeño error y distribuyó a todas las direcciones un borrador de los datos que debían hacerse públicos al día siguiente. Inmediatamente, el Ministerio de Trabajo envió otro correo electrónico para anular la información e, incluso, se llamó por teléfono a los medios para asegurarse de que habían recibido la anulación. Desde luego, en Trabajo saben bien que un domingo no es buen día para distribuir los datos, y menos para convocar una rueda de prensa.

Ni los británicos pueden evitar el fin de las tradiciones. Y los amantes del tenis saben que la pista central de hierba de Wimbledon es la quintaesencia de la tradición. Pero es probable que hoy mismo se divulguen planes para construir un techo plegable en la cancha, accediendo a las demandas de las televisiones, frustradas por las paralizaciones de los partidos por lluvia.