Asia emerge con su magia
Armarios, altares, imágenes de Buda, jade tallado, cajas destinadas a los más diversos usos... Estos son algunos de los objetos que formaron parte del mobiliario de casas de las más diversas condiciones sociales del este y sur de Asia y que años después emergen en Occidente.
El cuidado y el refinamiento que esas culturas trasladan a los más cotidianos enseres se pueden contemplar en los establecimientos que, conscientes de la fascinación que Oriente ejerce en Europa, recuperan sus muebles, vasijas y grabados.
Para María Cisneros, de Quinta Dinastía de Madrid, establecimiento especializado en antigüedades asiáticas, los objetos que traen a España provienen 'de todo tipo de casas, desde la nobleza, como es el caso de los cuadros de generación, hasta utensilios o cajas que se usaban para guardar los instrumentos de trabajo'. 'Nosotros, añade, vamos por los pueblos de China, o de otros países, recogiendo objetos de localidad en localidad que, en algunas ocasiones, para ellos no tienen un gran valor, pero que sí son muy apreciados en Occidente'.
Los precios van acordes con la calidad, el grado de conservación y la historia. Así, los grabados, en los que se reflejan los rostros de varias generaciones de una familia pueden tener una antigüedad superior a 200 años, mientras que su precio supera los 3.500 euros.
Otros objetos de considerable valor por sus intrincados orígenes, pero que se adaptan mal por su tamaño, que no baja de 2,40 por 2,70 metros, y su función a las casas actuales, son las llamadas camas de opio, en donde los fumadores se recostaban para relajarse.
Una de las preguntas más frecuentes que realizan los posibles compradores de muebles antiguos asiáticos se refiere a su autenticidad histórica. La respuesta de Mar Bustillo, de Batavia, es similar a la que dan otros comerciantes. 'No hay certificaciones que cuenten con una total garantía, pero la antigüedad se detecta por las materiales empleados, la carpintería, la forma de utilización de los herrajes, las pinturas, las policromías, el pan de oro o el color de la laca'.
Y añade que los objetos originales se están acabando, y más con la pasión que en América, con su inmensa capacidad de compra, ha despertado el arte oriental en los últimos años'.
En este sentido, se considera que aunque estos muebles se adquieran por capricho, a la larga se trata de una compra con capacidad de revalorización si se trata de objetos de calidad. 'Hay que ser conscientes de que pueden registrarse problemas ya desde el origen y que es necesario tener cuidado con las piezas copiadas, por lo que es mejor dirigirse a un buen especialista'. Este establecimiento de Madrid adquiere también muebles en Vietnam, Birmania y Tíbet, especialmente de finales del siglo XIX, aunque cuenta con porcelanas más antiguas.
En él se puede adquirir un Buda de Tailandia de 100 años de antigüedad, elaborado con madera de incienso y decorado con pan de oro, por 2.400 euros. Las piezas que se pueden adquirir en estas tiendas van también desde las cajas de instrumentos de medicina hasta los juegos de fichas a que tan aficionados han sido siempre los chinos. Mientras, el precio de un armario está en torno a 2.500 euros.
El tabú ming
China está incrementando el control de los objetos que salen de su país si éstos tienen un determinado valor histórico. Esta circunstancia hace más difícil la exportación de algunas piezas como los cuadros de generación, que, por otro lado, adquieren más valor cuando ya han alcanzado los mercados occidentales.El control es más estricto si se trata de arte y piezas de decoración más antiguas, como las elaboradas en la mítica dinastía Ming, que alcanzó el poder a finales del siglo XIV, o durante el reino Qing, influidos por los mongoles. Pero lo objetos de los Ming ya tuvieron una gran repercusión en la estética de Europa, especialmente a partir del siglo XV y durante el XVI, cuando los países más avanzados del continente vivían en pleno Renacimiento. Ahora, por el contrario, se señala que de China apenas pueden salir esos objetos, aunque hayan estado ocultos durante decenas de años. Su adquisición sigue formado parte de las subastas y tiendas más elitistas del mundo.Pero la repercusión de esa mítica dinastía y su porcelana con los distintivos colores azul y blanco alcanza a otras más accesibles.