Cuando la pesadilla de las pérdidas parece tocar a su fin
Los fondos de inversión terminan el que ha sido su primer año dulce desde 1999. En esas fechas el patrimonio global de los fondos que están domiciliados en España alcanzó un máximo cercano a los 207.000 millones de euros. Las Bolsas subían casi sin interrupción y, en cuatro años, el índice general se había multiplicado casi por cuatro. Los fondos de renta fija también estaban proporcionando buenas rentabilidades. En realidad, desde que comenzaron a caer fuertemente los tipos de interés de largo plazo a finales de 1994, tras el susto previo de ese mismo año.
El único punto negro lo constituían los fondos monetarios, ya que la reducción de los tipos de intervención hacía que las comisiones estuvieran a punto de comerse la mayor parte de su rentabilidad. Pero, por suerte, estaban en oferta los fondos garantizados que combinaban la seguridad que pueden ofrecer las principales entidades del sector bancario con la posibilidad de revalorización de los índices de renta fija o variable. La dura realidad de otras épocas parecía haberse vuelto idílica.
Sin embargo, si nos ponemos hoy en la situación de entonces, queda claro que la memoria de aquellos días ha sido embellecida por el paso del tiempo. El efecto 2000 amenazaba con colapsar desde el sistema financiero hasta el transporte público, pasando por el simple ascensor de un edificio de viviendas o, incluso, algunos electrodomésticos. Nadie sospechaba entonces que el verdadero efecto 2000 se escondía detrás de los enormes gastos que el intento de evitar el efecto 2000 había provocado. æpermil;stos, junto con los que en los años anteriores tuvieron que desembolsar las entidades financieras en el esfuerzo de preparación para el euro habían contribuido fuertemente a la sobredimensión del sector de nuevas tecnologías y al espejismo de que la demanda era, e iba a seguir siendo, muy superior a lo que luego se reveló ser.
2003 ha sido el primero en el que los fondos de renta variable van a cerrar con importantes revalorizaciones desde 1999. Sin embargo, eso no quiere decir que no hayan existido fondos que no hayan tenido revalorizaciones importantes en este periodo. En el cuadro adjunto se ha hecho una selección de 20 fondos cuyas rentabilidades acumuladas en tres años y medidas en euros superan el 20%. Todos ellos son fondos domiciliados en España, que es el tipo de fondos a los que los partícipes tienen acceso con mayor facilidad.
En el gráfico aparecen los fondos autorizados para ser distribuidos en España que han conseguido las rentabilidades más elevadas en tres años también, sean españoles o no. Alguno de los fondos coincide en las dos listas. Si contemplamos las rentabilidades del gráfico, algunas de ellas parecen estratosféricas. Un fondo que invierte en oro acumula una rentabilidad de casi el 191%. Junto con otro que también invierte en oro y un tercero que lo hace en Tailandia, las rentabilidades del 100% quizá estén señalando dónde está el embrión de lo que serán crisis futuras.