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CincoSentidos

Dakar es la meta

Hay que decir que el célebre rally tiene algo así como una prehistoria: la aventura de la Aéropostale, una compañía pionera en los inicios de la aviación comercial, cuando el territorio senegalés era colonia francesa. Los primeros aeroplanos llegaban hasta Villa Cisneros y Dakar. Los pilotos de la Aéropostale se hospedaban en el Hotel de la Poste, abierto en 1850 en Saint-Louis, al norte de Dakar; tenían reservada la habitación 219 (que sigue tal cual y se puede alquilar). Uno de los pilotos fue Antoine de Saint-Exupéry, autor de Vol de nuit y El principito (al que tanto asustaba ese árbol carnoso de Senegal llamado baobab).

La atracción, pues, viene de lejos. La carrera París-Dakar se inició en 1979 y ha tenido seguidores y detractores. Incluso llegó un momento en que los organizadores fijaron la salida en Granada; este año el nombre oficial es Rally Telefónica-Dakar. Sin entrar en polémicas, lo cierto es que la efímera y ruidosa incursión de los motores europeos hace aparecer en las pantallas de todo el mundo, aunque sea de soslayo, imágenes seductoras. De Dakar, no tantas: es la capital del país desde su independencia (1960) y para los turistas, un trámite obligado sin excesivo atractivo, excepto sus mercados-termitero.

Otra cosa muy distinta es la isla de Gorea, frente a Dakar, a un cuarto de hora en ferry. Más que africana, parece una isla griega. La atmósfera, los colores son puramente mediterráneos, incluso las construcciones o las tejas. Es un ambiente muelle y dulce, muy apreciado por los colonos franceses del XVIII; en la centuria siguiente se acentuó su carácter estratégico y se reforzó el fuerte de San Miguel. Sin embargo, la placidez de esta isla declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad tiene una sombra, el pasado esclavista. La Casa de los Esclavos encarna ese pasado, cuando la isla era supuestamente punto de almacenaje y embarque de africanos con destino a las colonias americanas. La casa-almacén es un monumento conmovedor, aunque en realidad su papel en aquel tráfico humano debió de ser mucho menor que el de otros centros del golfo de Guinea.

Otra atracción cercana a Dakar y divulgada por la competición es el lago Rosa. Se trata de aguas con una salinidad tan densa como la del mar Muerto. Naturalmente, se explota como salina. Las mujeres realizan un trabajo muy duro, ya que tienen que picar el fondo del lago y acarrear la sal en capazos sobre sus cabezas hasta la orilla. El nombre de rosa (Retba) se debe a que, a la salida del sol, un alga microscópica hace rielar el lago como una mancha carmín.

Lo que para el turista falta en Dakar, sobra en Saint-Louis, más al norte. Fundada en 1638 por los franceses, a orillas del río Senegal, y protegida del océano por un brazo de aluvión (una rareza que es parque natural, la Langue de Barberie), Saint-Louis conserva un hermoso barrio colonial. Restaurado recientemente, posee el encanto de un decorado caribeño. Cerca de él, sobre el río, sorprende el puente metálico Faidherbe, construido por Eiffel para un pueblo del Danubio y que por un solemne error burocrático fue traído aquí.

Muy diversa es la zona del mercado, una medina abigarrada. El mayor atractivo de Saint-Louis es su litoral, una playa bravía que ofrece un espectáculo deslumbrante cuando regresan los pescadores con sus barcas y son recibidos por sus mujeres, ataviadas con vestidos siempre impolutos, de vivos colores y elegantes boubous a la cabeza. La playa de Saint-Louis, por unos instantes, redime en un fogonazo de belleza la aspereza cotidiana.

Guía para el viajero

Cómo irIberia (902 400 500, www.iberia.com y agencias de viajes) tiene tres vuelos semanales y directos a Dakar desde Madrid y dispone de cómodas conexiones para volar desde cualquier otro aeropuerto de la red de Iberia. Hasta junio de 2004, la compañía ofrece una tarifa especial que permite volar a la capital de Senegal a partir de 494 euros ida y vuelta.AlojamientoEl hotel Sofitel Teranga es el mejor en el centro de Dakar, un cinco estrellas con piscina, jardines, pista de tenis y un servicio atento. Está en la rue Colbert, 10, tel. 221 823 80 13, y el precio de la habitación doble es de 131 a 139 euros. El Novotel Dakar, cuatro estrellas, está en la Avenue Abdoulaye Fadiga, sobre la cornisa, frente a Gorea, tel 221 231 090, entre 111 y 129 euros; y el hotel Farid, tres estrellas, en la rue Vincens, 25-35. En Saint-Louis, el hotel de la Poste (Place de Lille, 611118) se conserva como en los tiempos de la Aéropostale y los pioneros del aire; los mismos propietarios regentan un campamento en la Langue de Barberie muy recomendable, aunque pueda resultar un tanto ascético, por su respeto al medio, con cabañas de construcción tradicional.ComerEn Dakar es fácil encontrar numerosos restaurantes a la europea, sobre todo de cocina francesa; no son caros, se puede comer muy bien por menos de 20 euros. El plato nacional es el yassa de pescado (que se sirve marinado, con arroz) o el yassa de pollo. También es muy popular el thiou con gambas y la thieboudienne (pescado con arroz). La cerveza nacional, La Gazelle, es bastante aceptable.

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