Un grupo del sector compra Forjados de Precisión
La creación de un gran grupo de forja en el País Vasco, nucleado en torno a Sistemas Forjados de Precisión (SFP), va tomando forma. El grupo Gaba XXI, accionista de Forging Products, con sede en Amorebieta (Vizcaya), ha cerrado la compra de SFP a los trabajadores, una sociedad anónima laboral con cuatro plantas productivas en Vizcaya y Guipúzcoa y una facturación de 42 millones de euros.
La adquisición, que se formalizará en dos semanas, supondrá un desembolso superior a los tres millones de euros. A la oferta realizada por Gaba XXI han acudido más de 310 trabajadores propietarios del 95% del capital de Sistemas Forjados de Precisión, según aseguran fuentes cercanas a la operación.
La compra supondrá una cierta reordenación industrial y la integración de Forging Products en SFP. Así está previsto que esta última sociedad abandone, en un plazo máximo de dos años, sus actuales instalaciones en Amorebieta para ubicarse en la planta que Sistemas Forjados de Precisión tiene en la misma localidad.
El plan estratégico elaborado por Gaba XXI para el periodo 2004-2006 contempla igualmente ajustes de producción, laborales y la elaboración de nuevos productos. Al final del periodo el objetivo es contar con una plantilla conjunta cercana a las 500 personas, frente a las 457 que trabajan actualmente en SFP y las 119 que prestan sus servicios en Forging Products. Las bajas se producirán mediante la aplicación de los contratos de relevo.
El escenario con el que trabaja el consulting Gaba XXI es que dentro de tres años el grupo vasco de forja alcance una facturación de 57 millones de euros y cuente con cuatro centros productivos (Amorebieta y Elorrio en Vizcaya, y Lazkao y Legazpia en Guipúzcoa) dedicados a la forja para automoción, industria ferroviaria, minería y maquinaria agrícola, principalmente.
Los trabajadores abandonan el accionariado
La compra de SFP a los trabajadores supone cerrar una etapa que llevó a la plantilla de esta compañía a hacerse con la propiedad y convertirse en sociedad anónima laboral a principios de los noventa. Esta operación, que les obligó a capitalizar su desempleo para inyectar recursos a la empresa, les permitió aguantar la crisis, aunque sus resultados estos últimos años no han sido especialmente brillantes.