'Quise casarme y me apartaron de la gestión'
Es sincera, muy sincera. Tal vez porque desde su posición se presume cierto privilegio para reconocer en público lo difícil que le ha costado ascender y las trabas que le puso su familia hasta ocupar un puesto directivo. María José Álvarez, nacida en Bilbao hace 47 años, forma parte de la familia propietaria del Grupo Eulen, Bodegas Vega Sicilia y Valles del Esla.
Pregunta. ¿Para qué cree que sirve un premio?
respuesta. Es un reconocimiento. Yo, por ejemplo, llevo 23 años trabajando en el grupo familiar Eulen, donde los parabienes son mínimos y donde el mejor adulador no es el padre. Todos necesitamos, de vez en cuando, una palmadita en la espalda. Es un reconocimiento a la labor del equipo porque yo, sin las personas que lo componen, no estaría aquí. Es un gran estímulo.
P. Por lo que cuenta, la suya ha sido una carrera de obstáculos...
r. Cuando trabajas en una empresa no familiar existen unas bases que conoces y las aceptas. En una empresa familiar luchas porque te ven como a la hermana pequeña y no como a una profesional. Tienes que ir dando bandazos porque cuando tomas una decisión, aunque sea personal, afecta al grupo familiar. Yo no estoy casada y no tengo hijos, pero mi trayectoria hubiera sido distinta si llego a tener familia, Es muy difícil compaginar la vida profesional con la familia. Lo hacen, pero en detrimento de atender a la familia. Cuando eliges hay que saber lo que se elige. La mujer no tiene que convertirse en superwoman porque al final el estrés afecta al equilibrio físico y psíquico. Hay algunos casos en que puede ser compatible. También veo la otra parte, la de la empresa. ¿Por qué las empresas deben soportar ciertas decisiones que tomamos las mujeres?
P. Qué oscuro pinta el futuro de las mujeres.
r. No es una labor de corto recorrido. Nunca se va a equiparar a la de los hombres porque no somos iguales. Eso no quiere decir que seamos inferiores. Tenemos más intuición, un sexto sentido. La mujer es superior porque el hombre ya da por hecho ciertas cosas y no tienen que estar constantemente demostrando su valía. Las mujeres estamos en la fase de conquistar.
P. ¿Después de 23 años tiene que seguir demostrando su valía?
r. Todos los días. Yo mi puesto me lo he ganado a pulso. He sacrificado parte de mi vida personal. Me gusta trabajar y podía haber disfrutado de aficiones y de una vida familiar, pero decidí trabajar hasta 14 horas al día. Esperaba a que llegara el fin de semana para dormir. Ahora, a mi edad, la capacidad de aguante es diferente y ya no tengo la misma capacidad de recuperación. Soy afortunada porque siempre he creado buenos equipos que me han apoyado. No creo que nadie piense que por ser hija del presidente me han regalado algo. Cuando entré en la empresa, licenciada en Derecho, con un máster, bilingüe, no me bailaba el agua nadie, pero mi padre me puso a hacer estadísticas sobre absentismo y se me bajaron los humos. Y si alguna vez tuve tentaciones y quise casarme me apartaron de la gestión. Cuando di marcha atrás volví a la gestión. No ha sido un camino de rosas.
P. Pero aun así aguantó.
r. A lo largo de mi carrera me fueron planteando retos y he tenido buenos equipos que me han acompañado. Ahora tengo ante mí el gran reto de mi vida, que es liderar este complejo de producción de carne de vacuno de alta calidad en Valles del Esla (León). Comencé en 1995, con mi coche, mis ganas y mis pocas arrugas de entonces. En un año me hice 75.000 kilómetros, lo compaginaba con otros cargos en la empresa, hasta que en junio del año pasado tuve un problema de salud y decidí bajar el pistón y dejé la vicepresidencia del Grupo Eulen.
P. ¿Entonces, ahora sabe lo que es tener calidad de vida?
r. Ahora vivo muy bien y muy tranquila. Sigo teniendo responsabilidad en la empresa, y llevo directamente el proyecto cárnico, pero es un trabajo más a largo plazo. Tengo tiempo para tomar decisiones, algo que es clave para un ejecutivo, aunque eso no signifique que las tome mejor, pero sí con más calma.
P. Un estudio dice que tan sólo el 8% de las mujeres prefiere tener jefa.
r. Porque somos más estrictas que los hombres. Al tener que demostrar más cosas tenemos que exigir más. Yo reconozco que tengo un pronto muy fuerte, pero enseguida se me pasa.
'Suelen decir que tengo mal carácter'
Es exigente, tanto que a veces se confunde. 'Suelen decir que tengo mal carácter, pero creo que no es así. Lo que tengo es mucha paciencia y soy muy flexible hasta que digo basta', aclara María José Álvarez. También se define como una ejecutiva que entra en exceso en los detalles y eso, en ocasiones, puede resultar incómodo. Con sinceridad, reconoce: 'Llegan a tener la sensación de que no les dejo trabajar. Yo cuando entro en algo lo hago a fondo y exijo a los que trabajan conmigo que también lo hagan de esta manera'.Afirma que desde su posición de ejecutiva del grupo Eulen puede aportar una visión de conjunto al resto de las empresas que componen este grupo empresarial dedicado a los servicios. De su experiencia en este sector ha aprendido la clave del negocio: dar prioridad a la atención al cliente. 'No puedes ser un problema para los clientes, tienes que darle la solución. El presidente se refiere a su padre, David Álvarez siempre dice que primero es Dios, después el cliente y luego el presidente'.