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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lo irracional de comprar y vender

Los mercados están en manos de los grandes. Los valores suben o bajan en función de las posiciones que tienen los gestores en sus carteras. Nada cotiza ya en Bolsa. Las noticias positivas pasan de largo y las negativas, más de lo mismo.

La fuerte caída que registraron las Bolsas a comienzos de semana, que en el caso de Ibex significó la mayor de los últimos cinco meses, correspondió más a una respuesta de los más técnicos que a las nuevas amenazas terroristas, presentes desde el ataque a las Torres Gemelas de Estados Unidos en 2001.

El despiste del mercado es tal que hasta los mayores seguidores de la Bolsa tiran por distinto camino a la hora de predecir o de presuponer tendencias. Unos creen que los índices están caros; otros, que están baratos y que las oportunidades son cuantiosas, sobre todo en las plazas financieras del Viejo Continente. Merrill Lynch enviaba estos días una nota a sus clientes aconsejándoles invertir en bonos en lugar de acciones hasta finales de año. Hay firmas que se inclinan por lo contrario.

Y todo ello redunda en una irracionalidad absoluta. Cuando las Bolsas suben, los bonos, el oro y el euro también, y cuando la tendencia es a la inversa, la secuencia vuelve a repetirse en sentido contrario, algo que está reñido con la lógica de la economía y los mercados. ¿Qué sentido tiene comprar o vender con este escenario?

Los argumentos para entrar en el mercado son escasos. Y, de hecho, el volumen de negocio permanece en las cifras más bajas de las registradas en el año, llegándose a superar en contadas ocasiones los 1.500 millones de euros netos. Las grandes operaciones siguen haciéndose fuera de mercado. El inversor de a pie permanece ajeno a la renta variable.

Los últimos datos económicos realzan las recuperaciones económicas a uno y otro lado del Atlántico. Pero la Bolsa siempre se adelanta a la noticia y las previsiones para 2004 comienzan a preocupar. Existe el convencimiento de que las proyecciones empresariales son en algunos casos desmesuradas.

Pero tampoco las recomendaciones de los analistas se inclinan por una huida masiva de la renta variable. Hay gestores que, sin embargo, dan ya por cerrado el ejercicio, pese a que falta un mes para que se haga oficialmente. Pero éste es el primero de ganancias tras el estallido de la burbuja tecnológica, por lo tanto es el momento de hacer caja.

Todo el mundo está al acecho, aunque nadie sabe muy bien a qué atenerse. Lo que sí parece estar calando poco a poco es el caso del fraude de los fondos detectados en EE UU. La implicación de grandes firmas de inversión puede poner un punto y aparte a la tendencia actual.

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