La prudencia del mercado pone sordina a los máximos
Los índices han pasado la semana sin pena ni gloria. La prudencia sigue siendo la máxima prioritaria en las mesas de negociación, lo que impide a los índices romper con mayor convicción resistencias que coinciden, sea casualidad o no, con la zona de los máximos del año, un nivel que no se registraba desde verano de 2002. El caso es que los rangos de cotización se han estrechado todavía más en las últimas cinco sesiones y, aunque el volumen de negocio repunta de vez en cuando, la atonía marca las jornadas.
La semana, en todo caso, ha resultado coja en referencias macroeconómicas en Estados Unidos, que son el único alimento susceptible de mover los mercados en la situación actual. Esta ausencia de referentes ha ayudado a reforzar la falta de tendencia del mercado. Ayer fue el único día pródigo en cifras -ventas minoristas, confianza de la Universidad de Michigan y precios de producción-, pero ello tampoco ayudó a los inversores a tomar sus decisiones. La respuesta de Wall Street fue plana y, en consecuencia, los mercados españoles tampoco reaccionaron.
El periodo de presentaciones de resultados ya ha concluido, y el balance es positivo, pues los incrementos en el beneficio han sido los más altos desde 2000 a ambos lados del Atlántico. Lamentablemente, estas noticias no seducen a un mercado que gana el 33% desde mínimos y el 20% en lo que va de año y que, por tanto, pide algo más.
Pero no lo hay. Es decir, los inversores no tienen dónde rascar, por lo que se limitan a cotizar por la mañana y, como buenamente pueden, una amalgama de noticias compuesta por lo ocurrido en las últimas horas de negociación de Wall Street, los resultados conocidos tras el cierre de este mercado y las indicaciones que dan los mercados de futuros. La semana entrante se conocerá el dato de inflación de octubre, que puede avivar el debate sobre cuándo llegarán las subidas de tipos.
Los tipos regresan a escena
Las perspectivas de mejora económica en Estados Unidos han traído a escena el debate sobre los tipos de interés. No ya sobre de qué magnitud será la próxima bajada, sino sobre cuándo empezarán a subir. El Banco de Inglaterra, que suele ir adelantado al resto, ya ha movido ficha. Los tipos a largo plazo, esto es, los de los bonos a 10 años de Estados Unidos y, en menor medida, de Europa, ya han recogido este cambio en las perspectivas con un notable alza.El movimiento ha obligado, incluso, a intervenir a la Reserva Federal, que no parece ver con muy buenos ojos que los tipos de los bonos -referencia del mercado hipotecario en EE UU- suban sin permiso. Así, segundos espadas como Santomero, Poole o Moskow, miembros del comité de mercado abierto que decide sobre tipos, han declarado públicamente que éstos van a permanecer bajos. Han logrado mitigar el alza en el interés de los bonos.