Partícipes con cintura
Los pequeños inversores, presentes en la Bolsa a través de fondos de inversión más que con compra directa de valores, están modificando sus carteras para hacerlas más agresivas y más dependientes de la renta variable, que tan buenos resultados está dando en los últimos tiempos.
La parte del león se ha ido a los fondos garantizados. Las estructuras cada vez más complejas de estos productos vinculan a los ahorradores con la Bolsa. Aunque las plusvalías no pueden ser iguales a las de la inversión directa -nadie regala nada-, se asegura un determinado rendimiento o, al menos, la preservación del capital. Y es eso lo que los inversores piden en este momento. Las campañas de captación dirigen el ahorro hacia dos o tres productos estrella, en lo que es ya una costumbre dentro de la inversión colectiva.
Este año, no obstante, el cambio en la fiscalidad de los fondos ha provocado que el partícipe pueda reaccionar con mucha más celeridad a los cambios en las perspectivas del mercado. Así, en el mes de abril los inversores, animados por la subida de la Bolsa posterior a la invasión de Irak, ya entró capital en la renta variable.
Algo parecido ocurrió el mes pasado, el segundo mejor mes del año para la Bolsa. Además, los ahorradores sacaron dinero de todas las categorías de fondos excepto de los garantizados y de los de Bolsa. Ya saben que los Fiamm son sólo una herramienta para mantenerse fuera del mercado a corto plazo, y que la renta fija pinta mal ahora que pueden subir los tipos de interés. La eliminación de la tributación sobre el cambio de fondo ha dotado de cintura al inversor, hasta entonces casado con su fondo como quien se casa con la hipoteca.
¿Hasta qué punto es significativo el apetito de los pequeños inversores por la renta variable? Probablemente sea demasiado pronto para dar por sentado que el ahorrador de a pie vuelve a Bolsa. No hay más que ver los volúmenes de negocio que se mueven en el continuo. Es más, si fuese cierto se trataría de una excepción, pues siempre son los últimos en sumarse a cualquier fiesta, moda o como quiera llamarse. La recuperación bursátil todavía está en mantillas.
Las entidades financieras son conscientes de que, mientras no se extienda el optimismo y se confirme la recuperación bursátil, la demanda seguirá centrada en la seguridad. Por eso seguirán lanzando más y más garantizados. Los inversores han ganado cintura con la nueva ley, pero aún no son gestores de banca privada.